La señora presidenta de la Comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, condesa de Murillo, haciendo gala de su frecuente ordinariez, justificó el día del desfile con motivo de la Fiesta Nacional de España los abucheos orquestados contra el presidente del Gobierno de la Nación diciendo que aquello era “libertad de expresión”. Más concretamente, cuando la esposa del presidente cántabro, que asistía al acto, se quejó de aquellos abucheos, según relata el diario El País, le respondió (te puedes imaginar con la cara de superioridad y de satisfacción que lo haría):
“Pero si a ti no te va a pasar nada. Es libertad de expresión”
Esto fue dicho en un acto oficial y por una señora presidenta que proyecta su individualismo neoliberal, siempre preocupado únicamente por lo que le pueda a pasar a ella y a los suyos, en una situación en donde estaban en juego otros valores distintos, que ella desde hace tiempo ni entrevé.
Muy neoliberal señora: Debe usted saber que eso no es libertad de expresión. Ni cuando se lo hacen a un presidente socialista ni cuando se lo hacen a uno de los suyos. La libertad de expresión no es un valor que se pueda poner en práctica en cualquier situación. Cuando en el pleno de algún organismo alguien entre el público expresa su opinión, rápidamente se le expulsa y nadie sale en defensa del que interfiere su desarrollo diciendo que aquello es libertad de expresión. Esto debería usted saberlo y pensarlo antes de hablar, si fuera usted responsable de lo que hace y dice. Para que haya libertad tiene que haber también respeto, tanto hacia las personas presentes como hacia el acto que se está celebrando. Si no hay respeto, no puede haber libertad, ni de expresión ni de nada. Y esto, porque los valores cobran sentido dentro del marco de los Derechos Humanos, pero nunca fuera. Hay que ser tolerante, pero, cuando alguien, con su palabra o con sus actos, se coloca fuera del marco de los Derechos Humanos, se debe ser intolerante con lo que dice o hace. Y el día de la Fiesta Nacional, los que abuchearon al presidente elegido democráticamente, hasta en el momento solemne del recuerdo a los soldados muertos, a los que tampoco respetaron, se situaron fuera de este marco.
Señora presidenta: Cuando usted confunde la libertad de expresión con un acto de incultura, de escasa civilización, de grosería, de mala educación y de vulgar gamberrismo, lo que hace es ponerse a ese mismo nivel. Es posible que a usted eso no le importe, pero a los que la soportamos, sí, precisamente porque también es nuestra presidenta.