Estoy muy harto de soportar a la gente que, ante una dificultad o un contratiempo, siempre vierte la responsabilidad sobre los demás y nunca son capaces de admitir la posibilidad de que sean ellos mismos los que se han equivocado. La nobleza, la elegancia y todas esas características de grandeza que convierten al ser humano en algo admirable quedan muy lejos de estas personas.
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