La vida no le había tratado demasiado
bien y, sin embargo, trataba siempre con cariño a quienes se
dejaban.
La vida había logrado que tuviera el
sabor de la soledad siempre en la boca, pero se esforzaba en dar
compañía a quien lo necesitaba.
La vida no le había dado demasiadas
oportunidades de plasmar su inteligencia en obras, pero insistía en
intentarlo e iba consiguiendo poco a poco el reconocimiento de los
demás.
La vida le había quitado muchas
posibilidades de amar, pero amaba siempre que podía.
La vida le había dejado un rictus de
tristeza, pero lo hacía añicos con sus ganas de estar alegre.
La vida no le había sonreído
demasiado y, no obstante, intentaba vivir, y vivía porque era más
fuerte que la vida y sabía que la vida hay que conquistarla, aunque
muchas veces ni siquiera haya un lugar para entablar en él el campo
de batalla.
Buenas noches.
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