La derecha -y no digo los partidos de
la derecha, sino la derecha- tiene el vicio de generalizar. Marx
pregonaba hacer análisis concretos de casos concretos, pero la
derecha hace justamente lo contrario: extienden lo que pasa en un
par de ocasiones a todas las reales y las posibles. Creen que tiene
la ventaja de que así sus problemas quedan difuminados en un un
mundo fantasmal en el que todo es igual. En esto la derecha de los
partidos de la derecha y la derecha que habita en los partidos de
izquierda dicen lo mismo: todos los partidos son iguales, todos los
políticos son iguales, esto pasa en todos sitios. Con ello, la
democracia va adelgazando como si estuviera muy enferma y se pone a
tiro de que un supuesto médico espabilado dicte medidas obligatorias
para sacar el país adelante.
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