Alguien debería decirle a cada vez más
gente que las aceras no son de uso privado y exclusivo de nadie. Es
muy frecuente encontrarte con personas de todas las edades que van
por la calle charlando y ocupando toda la acera, dándoles igual que
tú vayas en dirección contraria. O te quitas, o te bajas a la
calzada o te desintegras, pero pocas veces alguno de ellos hace un
gesto de apartarse un poco para compartir la acera. El individualismo
al que nos está llevando esta manera neoliberal de entender la
sociedad está llegando a comportamientos francamente desagradables.
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