El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
domingo, 31 de enero de 2010
sábado, 30 de enero de 2010
viernes, 29 de enero de 2010
Cuento
“Objeto narrativo geométrico –su mecanismo debe responder a un esfera-, preciso –sin ripios ni memeces- y precioso –con un lenguaje muy cuidado.”
En la web de Sololiteratura puedes encontrar más información sobre el autor.
jueves, 28 de enero de 2010
Formas
El grosor de las medias debe de haber aumentado considerablemente. En días de bastante frío he visto a muchas mujeres de distintas edades vestidas con medias oscuras y un vestido muy corto encima. Las imágenes desprendían en general una belleza peculiar que me recordaba la distinción aristotélica entre materia y forma como criterios, entre otros, para analizar la realidad. En este caso, la belleza no procedía de la materia, oculta bajo las medias, sino más bien de la forma de la pierna de la mujer, cuyo contorno oscuro destacaba sobre un fondo multicolor. También me recordó a los ángeles. Un ángel es un invento teológico que designa a un ser intermediario entre el dios y los hombres, que no tiene materia, sino sólo forma. Los ángeles tienen mucha importancia en el Islam y el barroco católico nos los ha representado espléndidamente. Es muy interesante conocer la clasificación de estos seres y sus criterios representativos en el arte, para poder distinguir un querubín de un arcángel. El caso es que la belleza de las piernas de las mujeres enfundadas en sus medias me pareció una especie de belleza angelical, en donde primaba la forma sobre todo lo demás. Es posible que algo de esto esté en la base del diseño de las ropas que usamos.
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miércoles, 27 de enero de 2010
martes, 26 de enero de 2010
Una desgracia
Nació tonto y la cosa fue yendo a más durante todo el tiempo que tuvieron que aguantarlo. No es que no razonara, sino que lo hacía estúpidamente mal. Sabía cosas, pero ninguna de ellas se traducía en algo positivo, en alguna mejora para la humanidad, ni siquiera para los que estaban más cerca de él, ni siquiera para él mismo.
Dice Rousseau que el hombre nace bueno, pero se hace malo cuando entra en contacto con la sociedad y comienza a compararse con los otros seres humanos. Es entonces cuando nacen en él el orgullo, la vanidad, el afán de propiedad, el deseo de poder y todas esas lacras que convierten a cualquiera en un ser insoportable y odiado. Todos estos vicios hicieron presa en él dejándole el ego hecho un desastre. La vida se le fue apareciendo como una necesidad continua de sobresalir como consecuencia de que su manía por compararse con los demás le ofrecía siempre unos resultados mediocres y un temor a que cualquiera en cualquier momento lo hundiera en la miseria.
No hay que extrañarse de que, al igual que algunos llegan a ser ministros, obispos o controladores aéreos, éste llegara a profesor de universidad. También llegó a dirigir una empresa en el Sur, en la que confundía la gestión con la propiedad. Fue aquí en donde la tontería se le fue transformando en gilipollez y en donde las posibilidades de rehabilitación fueron reduciéndose trágicamente para lamento de los que andaban en su entorno existencial.
En todos imaginaba un enemigo más o menos potencial. Su ego estropeado le llevaba a tomar decisiones absurdas, ineficaces y contraproducentes que a unos les parecían malintencionadas y a otros, fruto de un loco puesto a diseñar medicamentos. No toleraba crítica alguna, gozaba malsanamente con el abuso, maltrataba a los débiles y era servil con quien a su juicio tenía algo de poder. Disfrutaba dictando normas estúpidas que implicaran el fastidio de la mayoría de los que tenían que soportarlo. En cierta ocasión se atrevió a poner una reunión de empleados al final de la jornada laboral de un día en el que comenzaban las vacaciones. Podía haberlo hecho otro día, pero él eligió deliberadamente ese momento. Tal capricho innecesario fue entendido, lógicamente, como una mezcla de torpeza, de locura y de hijoputez, fruto de su mala condición humana y de su ignorancia absoluta de las más elementales reglas sobre el trato eficaz del personal, reglas que conoce hoy cualquier persona mínimamente inteligente que esté al frente de un negocio. Pero así era él, al menos aparentemente, feliz.
Parecía que no lo sabía o que le daba igual, pero la gente lo odiaba y huía de él como de la peste. Era como si le bastara el odio de sus conocidos para que pudiera vivir olvidándose de que era un ser humano. Pero la vida se vuelve a veces muy dura, sobre todo cuando se la fuerza sin sentido y sin dignidad. Y, a su pesar, el odio de los demás se fue tornando en indiferencia y el presente doloroso fue dejando paso al olvido liberador.
Un día se fue. Dejó la empresa, dejó la universidad y dejó vivir a los que le rodeaban. Nadie lo echó en falta. Nadie se acordó de él. Se olvidaron de que había existido como se olvidan las pesadillas al ver nacer el sol de la mañana. Le pedía Rilke a Dios que le diera a cada cual su propia muerte. Y Dios en este caso oyó la petición del poeta. Murió solo, olvidado por todos, sufriendo con la misma intensidad que hizo sufrir a los demás a lo largo de su vida. Le pedía a los que pasaban por su lado las claves para su salvación, pero nadie se las daba. Mendigaba un poco de comprensión y recibía el silencio vestido de desprecio. Gritaba desesperado que quería seguir siendo él, pero nadie lo reconocía. Nadie quería que él fuera él. Como nunca fue capaz de llegar a las puertas de la inteligencia, nunca comprendió que lo que se espera encontrar en la vida tienes que darlo tú antes. Todo el mal que hizo lo recogió al final. Se fue olvidado por todos y todos quedaron en paz, en la misma paz que encontraron en cuanto perdieron el contacto con él en la vida. Siempre fue el tipo prescindible que nunca quiso ser. Una desgracia.
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lunes, 25 de enero de 2010
Tanta gente...
Parece claro que hay un altísimo número de personas a las que les gusta que las exploten, que les obliguen a morir con dolor, que las espíen, que las engañen. Seres que ven bien la corrupción, o que no la miran aunque la haya, que valoran la mediocridad, el odio y el tocino de pueblo más que una salsa ligera, que adoran la ignorancia y que son capaces de dar su propia vida con tal de que mueran los otros.
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domingo, 24 de enero de 2010
sábado, 23 de enero de 2010
Bienvenida
Con esta preciosa imagen de dos esqueletos encontrados en La Isla de San Fernando, en Cádiz, a los que llaman "Los enamorados", damos la bienvenida en Casa L a un blog sobre asuntos isleños que tiene mucho interés. Se llama Casco Histórico. La Isla. Larga vida para el blog y para sus creadores.
viernes, 22 de enero de 2010
El silencio de los sabios
Observo a ciegos que te quieren indicar el camino a seguir. Veo también a sordos que insisten en decirte cuál es la mejor versión de una sinfonía, a mancos que aseguran que una piel es más suave que otra, a cojos que te aclaran cuál es la mejor manera de correr, a mudos que quieren que sepas cómo debes hablar. Todos los ignorantes se esfuerzan en dar clases de algo de lo que no saben nada. Y los sabios callan. ¿Por qué estarán tan callados los sabios?
jueves, 21 de enero de 2010
Una foto
miércoles, 20 de enero de 2010
La sonrisita
martes, 19 de enero de 2010
lunes, 18 de enero de 2010
Lista de la compra
domingo, 17 de enero de 2010
Oposición
En una democracia, cualquier gobierno debe tener una oposición que sea una alternativa para quien ocupe el poder. La oposición debe ser leal y constructiva. Es decir, que debe colaborar con sus críticas a un mejor gobierno, pero no debe impedir que se pueda gobernar. Por ser democrática, la oposición no debe poner nunca sus intereses partidistas ni los intereses particulares de los políticos por encima del bien común de los ciudadanos.
La oposición en España no creo que sea ni leal ni constructiva. Ni me parece que sea democrática. Y esto lo sufrimos todos, lo sepamos o no.
Músicas / Victoria de los Ángeles
sábado, 16 de enero de 2010
viernes, 15 de enero de 2010
Bellezas
Hay una belleza efímera, que generalmente afecta a aspectos físicos y que se desvanece pronto, en cuanto la persona empieza a desenvolverse y a sonreír sin saber hacerlo.
Hay otra belleza que también tiene su componente físico, pero que anida en lo profundo de la persona, que parece utilizar lo físico para mostrarse, para vitalizar la materia, para dar brillo a las formas, para crear la gracia en el desierto, para que por fin florezca la rosa, para que llueva en la sequía, para que lo imposible sea real, para que sea creíble el milagro, para que lo importante sea el detalle, para que levites sin miedo, para que nazca el deseo, para que el sentido se haga fuerte, para que nada importe nada ya, para que la memoria caiga derrotada, para que la luz parta en dos la oscuridad.
Esta belleza te puede.
jueves, 14 de enero de 2010
La jaula
miércoles, 13 de enero de 2010
Pura Seta
Lo he leído
En la siempre interesante sección de Manuel Rodríguez Rivero, Sillón de orejas, en el suplemento Babelia del diario El País del sábado 9 de enero, leo que en su visita a las librerías parisinas La Hune y L'écume des pages ha detectado la sorprendente reedición de dos clásicos manuales de adoctrinamiento comunista, como son El marxismo, de Henri Lefebvre, y Principios elementales de filosofía, de Georges Politzer. Nunca congenié con estos libros cuando los leí hace tiempo. Me parecía que estropeaban el marxismo. No deja de ser sorprendente, desde luego, que los reediten ahora.
Me llama también la atención una cita de Hemingway, para quien una de las herramientas esenciales de un buen escritor debe ser un “detector de mierda”. Con todo lo que hay que detectar en estos tiempos, sería un instrumento utilísimo.
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martes, 12 de enero de 2010
Comer
Comer no es darse un atracón hasta hartarse.
Comer no es sólo obtener placer.
Comer no es engullir sólo lo que a uno le gusta.
Comer no es ingerir siempre lo mismo.
Comer no es seguir los dictados de la propaganda.
Comer no es comer sin saber nada de lo que se está comiendo.
Comer no es zamparse lo más caro ni lo más barato.
Comer no es sólo quitar el hambre.
Comer no es cosa que se haga a toda velocidad.
Comer no es renunciar prejuiciosamente a un montón de alimentos.
Comer no es hacerle daño a la naturaleza actual ni a la futura.
Comer no es cocinar de cualquier manera.
Comer no es sólo comer.
Comer es darle al cuerpo el alimento variado y completo que necesita para que funcione bien, para que esté sano y para que no genere efectos secundarios desagradables.
Comer es tomar un poco de todo, prescindiendo sólo de lo nocivo o de lo que siente mal.
Comer es cocinar de manera eficaz para no estropear la materia prima y para extraerle todo el gozo que esconde lo que se come.
Comer es masticar suficientemente el bocado, para que el estómago no tenga que hacer con la química lo que los dientes no hicieron con la mecánica.
Comer es disfrutar con la comida y con el acto social de comer.
Comer es ser cuidadoso con lo que se come.
Comer es un acto necesario y racional encaminado a vivir bien. Y a vivir más.
Comer es ser más humano.
Hay que saber comer.
Hay que aprender a comer.
Estas cosas son las que encuentro en el espléndido blog Come en casa que con tanto acierto mantiene desde hace justamente dos años Charo Barrios, gran persona y, afortunadamente, amiga.
lunes, 11 de enero de 2010
Músicas / Mercedes Sosa
Inútiles
El viejo Platón decía que nuestra alma tenía tres partes o que ejercía tres funciones, la concupiscible, o sea, la de los deseos, la irascible, que es la de los sentimientos, y la racional. Según él, la que debía dominar todo era el alma racional, porque somos realmente seres racionales y debemos actuar como tales.
Tengo la impresión de que entre todos estamos educando a la gente para que la parte del alma que domine no sea la racional, sino la concupiscible. Cuando digo “todos” me refiero a padres, profesores, ciertos políticos, publicidad, televisión y seguramente alguien más. Si vas a cualquier sitio y te pones a observar lo que hace la gente, verás que casi todo el mundo hace lo que le da la gana, sin pararse a pensar en las consecuencias, en si hace daño o no, o si va haciendo el idiota por la vida.
En el mundo postmoderno de hoy priman los derechos sobre los deberes. El que es incapaz de hacer lo que debe y sólo puede hacer lo que le apetece es un blandengue, una rémora, un inútil. Y esto se va llenando de inútiles.
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domingo, 10 de enero de 2010
Clases particulares
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sábado, 9 de enero de 2010
Oum Kolthoum
viernes, 8 de enero de 2010
jueves, 7 de enero de 2010
Incomprensión
Tengo la impresión de que una de las características del individualismo egoísta que tanto se encuentra en nuestra sociedad es la de que está incapacitado para comprender y admitir la generosidad, la justicia o la igualdad. Parece que al generoso no le basta hoy con practicar su virtud. Además, si quiere ser comprendido o no quiere ser tomado por el pito del sereno, tiene que practicar la pedagogía e intentar explicar lo que está haciendo a gente que o no entiende o no quiere entender. Ocurre esto, creo, con los partidos de izquierda y ocurre también a veces entre los amigos y entre las familias.
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miércoles, 6 de enero de 2010
Regalos
¿Qué regalar a los niños?
En el mes de diciembre suelo hacer esta pregunta a los alumnos. Les pongo en la situación imaginaria de que fueran ellos los padres de un niño y de una niña y de que tuvieran que regalarle algo. ¿Qué elegirían?
La respuesta más desazonante suele ser la primera: “Lo que ellos quieran” dicen muchos y con mucha frecuencia. La respuesta muestra la soledad en la que los dejan los padres y el desconocimiento en el que están sumidos. Me imagino que quienes piensan así también dirán que el niño coma lo que le apetezca, no lo que deba comer. Pero ¿qué sabe el niño de lo que le es más necesario para que crezca con un cuerpo y una mente sanos?
Les admito a los alumnos que los juguetes tienen una misión importante que consiste en distraer al niño y hacerle pasar un buen rato. Pero el juguete debe ser también educativo, debe excitarle la curiosidad y el pensamiento y desarrollarle la mente a la verz que se distrae.
Luego les lanzo la idea de que el juguete tiene también una posible función social, la de acostumbrar al niño o a la niña a desarrollar un rol determinado. Por ejemplo, el de hacer que la niña vaya viendo que su papel en la sociedad es el de dedicarse a lo relacionado con la procreación, y para que lo que empiece a entender, se le regalan muñecas con las que entrenarse, o que debe estar guapa, y aprender a cocinar, etc. Al niño, en cambio, se le pide otro papel en la sociedad, como es el de ser fuerte y mandar, para lo que se le regalan otro tipo de artilugios. En muchos casos no logran entender esta relación entre los juguetes y el mantenimiento de una sociedad machista. Tampoco conciben fácilmente que la muñeca podría faltar como regalo.
Me parece que aún hay debate en relación con este tema.
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martes, 5 de enero de 2010
Felicidades
De felicitaciones y de agua ha habido muchas lluvias estos días. La nochebuena, la Navidad, la nochevieja, el año nuevo … Sobraban los motivos para la felicitación. Mi familia es, además, muy dada a la práctica felicitatoria y añade el santo, la onomástica, a la lista de ocasiones felicitables. Y el móvil, el correo electrónico, Facebook, Tuenti y los procedimientos similares facilitan el mecanismo para poder acudir cómodamente al reclamo de la felicitación.
“Felicidades”. ¿Qué querrá decir esta expresión tan escuchada y tan dicha estos días? Haciéndole caso al sabio Wittgenstein, no debemos preguntarnos por el significado de las palabras, sino por el uso que hacemos de ellas, si es que queremos entender lo que decimos. Pues bien, ¿cómo usamos la palabra “felicidades”? ¿qué es lo que queremos decir con ella?
Viendo la cara de los que felicitan y conociendo también mi intención en diversos casos, se podrían distinguir varios usos de la felicitación. Veamos.
En primer lugar, el uso posiblemente más común de la felicitación sea el de hacerlo por tradición, porque en estas fechas se felicita y si no se hace, parece que quedas mal. No se dice nada especial con esta actitud, como tampoco se dice nada extraordinario con ella diciendo “Hola” o “Adiós”, salvo cumplir con una convención social más o menos vacía de contenido.
A mí estas convenciones vacías, que se practican sin saber lo que se pone en práctica, nunca me han gustado demasiado, porque me han parecido muy lejanas a un sentido humano de la existencia.
Una variante de esta actitud de cumplir con las tradiciones intentando no quedar mal es la del que felicita de paso y sin pararse, como diciendo “Venga, pasa de largo, que ya hemos cumplido y no tengo ningún interés en hablar de nada contigo”. También esta actitud la he visto y la he practicado algunas veces.
Con mejores intenciones viene el que te felicita, pero interpretándolo en clave de suerte, como queriéndote decir: “A ver si tienes suerte y te sale lo de ser feliz”. Es algo así como si te desean que te toque la lotería o que te salga bien un examen que no te has preparado. Hay aquí, al menos, una intención positiva, aunque desligada de cualquier relación real entre las personas que se felicitan. En mi opinión, esta es la actitud más frecuente en el acto de la felicitación.
Hay otra intención poco frecuente, pero muy realista y con mucho contenido, que consiste en advertir al otro de que la felicidad que se desea depende también de la actitud con la que viva la persona que es objeto de nuestra felicitación. La felicidad es el fruto de un proyecto vital determinado, de una actitud existencial concreta, y es muy difícil que sin que una persona ponga algo -lo que sea- de su parte, logre su felicidad.
La intención más humana me parece que es la que se descubre cuando lo que te dice quien te felicita es que va a hacer lo posible para que puedas ser feliz, que está dispuesto a embarcarse en el viaje que te pueda llevar a una vida mejor. Este es el deseo que tiene mayor sentido y el más alejado del tópico que confunde la vida con la emisión de palabras vacías con olor a cumplimiento y a mentira.
Creo que yo he felicitado estas fiestas de casi todas estas maneras. Y resulta en cierto modo paradójico que, igual que he felicitado varias veces sin darme cuenta de ello a varias personas, haya otras cercanas a mí a las que posiblemente no me haya dirigido a ellas de ninguna de estas formas. Quizás porque la intención era evidente y cotidiana y no requería de ninguna manifestación extraordinaria.
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