El viejo Platón decía que nuestra alma tenía tres partes o que ejercía tres funciones, la concupiscible, o sea, la de los deseos, la irascible, que es la de los sentimientos, y la racional. Según él, la que debía dominar todo era el alma racional, porque somos realmente seres racionales y debemos actuar como tales.
Tengo la impresión de que entre todos estamos educando a la gente para que la parte del alma que domine no sea la racional, sino la concupiscible. Cuando digo “todos” me refiero a padres, profesores, ciertos políticos, publicidad, televisión y seguramente alguien más. Si vas a cualquier sitio y te pones a observar lo que hace la gente, verás que casi todo el mundo hace lo que le da la gana, sin pararse a pensar en las consecuencias, en si hace daño o no, o si va haciendo el idiota por la vida.
En el mundo postmoderno de hoy priman los derechos sobre los deberes. El que es incapaz de hacer lo que debe y sólo puede hacer lo que le apetece es un blandengue, una rémora, un inútil. Y esto se va llenando de inútiles.
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Llevas razón Manuel. Antes al menos escuchábamos a los que tenían sentido común. Ahora creo que ni siquiera se les echa cuenta ni salen en los medios de comunicación.
ResponderEliminarA veces se impone una superficial cultura oficial basada en lo rápido.