Aristóteles y Platón debatiendo.
Fotografía tomada de Wikipedia.
De
nuevo oigo a un periodista decir que las elecciones no son un asunto
racional, sino emocional. No sé qué argumentos hay detrás de esta
teoría que justifiquen su veracidad. Tampoco sé si lo que quieren
decir con ella es que un ciudadano no elige a quien le ofrece un
futuro mejor, sino... ¿a quien le caiga mejor, aunque le ofrezca
menos prestaciones? ¿a quien crea que habla con más seguridad,
aunque diga más mentiras? ¿a quien más le ayude a dar rienda
suelta a sus bajas pasiones, como, por ejemplo, el machismo, la
misoginia, la codicia, el racismo o la xenofobia, por no hablar del
odio al diferente? Habrá algunos ciudadanos a quienes les convenga
que ganen los que pondrán las leyes a su servicio, y así
incrementar sus negocios, pero esto no es nada emocional, sino
profundamente racional. Quizás vayan buscando emocionar a quienes no
van a salir ganando, sino todo lo contrario, porque terminarán con
menos derechos y menos ingresos, pero ¿más contentos? Si es así,
no hay más remedio que pensar que terminarán siendo también más racionalmente engañados.
¿Habrá
una buena cantidad de ciudadanos que caiga en estas redes emocionales
porque no sean capaces de darse cuenta de que les están manipulando
a través de una lluvia de mentiras? ¿Será este el nivel de cultura
que ha alcanzado el país? ¿Con qué medios se puede contrarrestar
estos intentos de engatusar a cuantos más mejor?
En mi
opinión, por una parte, hay que tener en cuenta que la razón y las
emociones no funcionan de manera separada, sino conjunta, puesto que
se influyen mutuamente; por otra parte, si lo que se busca es que
prevalezcan las emociones, entonces posiblemente la razón deberá
estar al servicio de ellas, y en este caso valdrá todo lo que sea
eficaz, aunque sean mentiras. Solo se le pedirá a la razón que se
adueñe de las emociones de los votantes: si eso es bueno o malo, o
si lo que se dice es verdadero o falso, carecerá de importancia.
En la
próxima entrega veremos algunos de los procedimientos más
utilizados en la actualidad para influir en los votantes.