Tal día como hoy de 1064 murió Ibn Hazm.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Vamos a ver si hoy hacemos el intento firme de fijar nuestra atención en las pequeñas o grandes cosas bellas, estupendas y únicas que nos rodean, sin dejarnos arrastrar por los casos de brutalidad humana que con tanta facilidad observamos en el mundo. Son estas cosas las que deben alegrar nuestras vidas. Te invito a que lo hagas. Suerte para todos.
Hace unos días estuvimos con unos amigos en la Venta Melchor, en El Colorado, cerca de Conil. En la cocina de este restaurante, cómodo y modernizado con gusto, reina una de las mejores cocineras de la zona, entendiendo por zona la que abarca una buena cantidad de kilómetros a la redonda: Petri Benítez.
Una gozada.
El valor básico es la libertad.
Mañana sábado, el día de la semana que menos se lee en Internet, cumplo una vez más 45 años. Ya es demasiado tiempo cumpliendo los mismos años, así que el próximo, si se da la ocasión, cumpliré los 46.
Ante esta circunstancia quiero decir dos cosas. Una, que me gusta mucho la vida, que es hermoso vivir, pero que no me gusta absolutamente nada este mundo en el que vivimos. Cuanto más tiempo pasa, más responsable me parece el ser humano de la degradación que parecen disfrutar multitud de ellos. Estos seres rebajados ni tienen cultura ni la quieren tener, ni tienen conciencia de lo que son ni de lo que hacen ni quieren tenerla, ni saben nada de qué es un ser social ni quieren saberlo, ni se han dado cuenta de que existen valores ni quieren dársela. Podría ponerme escatológico calificando este mundo, pero prefiero limitarme a decir que no me gusta. No me gusta nada. Y disfrutar de la vida en un mundo que no me gusta no es sencillo. Demasiadas veces hay que transformar el vivir en un sobrevivir.
La otra cosa que quiero es dar las gracias a las personas y a las instituciones que hacen algo por que mi vida y la de los ciudadanos sea más agradable, más humana y pueda alcanzar estas cotas que empiezan a verse con un cierto vértigo. Gracias a mi familia; a mis amigos y amigas que, con exquisito respeto y enorme cariño, están a mi lado; a los diversos trabajadores que me dan cada día lo que necesito para vivir, a veces con un cansancio enorme y, a pesar de ello, con una sonrisa emocionante; a los buenos vecinos, que procuran que la vida diaria sea lo mejor posible; a los políticos buenos -que los hay, porque no todos son iguales-, porque estos políticos buenos buscan el bien de todos, son gente noble y generosa, y son los responsables de lo mejor que podemos encontrar en el mundo. Y a ti, lector o lectora, por la parte que te toca. A todos, muchas gracias por soportarme y por ayudarme a vivir.