Tal día como hoy de 1937 murió Maurice Ravel.
Tienes más información aquí.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Hay que mirar lo bueno. Lo malo se nos suele venir encima y no hay que hacer ningún esfuerzo para tenerlo presente. Lo bueno se oculta más, hay que buscarlo para mirarlo y para gozarlo. Pero no vale con quedarse solo en la contemplación gozosa de lo bueno, porque nos hace escondernos en un mundo irreal e injusto con quienes necesitan de nosotros. Hay que mirar lo bueno para disfrutar y, también, para coger fuerzas, para cargarnos de energía que nos permita mirar lo malo y poder criticarlo y convertirlo en bueno. Ni solo lo bueno, que nos suministra una alegría fofa, ni solo lo malo, que nos hace tristes e inútiles.
Qué bien has dormido hoy, hacía tiempo que no te levantabas tan tarde. Qué rico estaba el desayuno, con ese pan tan bien hecho y el aceite del Castillo de Tabernas. La ducha te ha sentado divinamente. La lluvia, la jodida lluvia, le va a venir muy bien al campo (supongo). Te estás librando de la Covid. La mascarilla es un incordio, pero también quita bastante frío. La panadera es muy simpática y muy cariñosa. El quiosquero es un ejemplo de amabilidad guardándote el periódico hasta tan tarde. Pepe y Antusa siempre te mandan palabras cariñosas y unos vídeos espectaculares. Qué rica estaba la cervecita y la tapita de albóndigas. La carne mechada ha salido que parecía la de la Gran Vía. Te has echado una siesta que te ha dejado nuevo. Para celebrar algo ha dejado de llover. El libro de Ann Petry que estás leyendo es buenísimo. La caminata que te has hecho te ha sentado muy bien. Hoy vas a dormir otra vez como un lirón.
Le he vuelto a decir esto al tipo del espejo, ese que siempre me parece que está muy gordo, pero que no dice nada. Le he repetido que se fije en las cosas buenas de la vida, que se dé cuenta de lo que va viviendo y verá que hay detalles estupendos. No sé si me hará caso. Nunca se sabe si este tío me hace caso o no.
Esta noche es Nochebuena y mañana es Navidad, pero no le voy a pedir la bota a María ni me pienso emborrachar. No entiendo estas fiestas. No me dice nada que haya nacido el niño en Belén ni que cambie el año ni nada de lo que anda estos días en las vidas de tantas personas. Por eso me es muy difícil y muy extraño felicitar estas fiestas. Correspondo a quien me felicita, pero por tener buenos modales y ser amable. Yo le deseo felicidad a todo el mundo todos los días, pero no sé por qué ahora hay que intensificar ese deseo, que tantas veces se presenta como un protocolo cuyo significado no está ni mucho menos claro. Entre el capitalismo, que nos hace gastar más dinero estos días, y la Iglesia, que nos dejó en herencia un calendario lleno de santos y de fiestas, andamos todos aquí recorriendo la senda que nos marcan, con la obligación de subir los brazos en señal de alegría cada vez que encontramos una señalización en el camino que así lo diga. No me apetece nada este juego.