27 de marzo de 2014
Una pena dicha es menos pena.
Una pena dicha y escuchada es aún menos pena.
Una pena dicha, escuchada y relativizada ya casi no es pena.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
27 de marzo de 2014
Una pena dicha es menos pena.
Una pena dicha y escuchada es aún menos pena.
Una pena dicha, escuchada y relativizada ya casi no es pena.
El odio es un arma de destrucción masiva. El odio destruye la sociedad y a las personas. La maldad del odio se advierte en la cara de quien odia, en sus gestos, en sus palabras, en su mirada. Es imposible establecer relaciones constructivas, humanas, felices con quien odia. Quienes odian terminan odiándose entre sí. Los creyentes que odian se van a condenar. Los no creyentes que odian nos van a condenar a los demás. Nadie que merezca la pena reconocerá nunca una virtud en quienes odian, porque el odio es como un tinte indeleble que mancha todos los actos de la persona que odia. Si odias, sal del odio. El odio es como una cárcel que encierra tu vida. Sal de la cárcel. No merece la pena vivir así.
Hace unos meses los criticó porque eran un grupo de corruptos. Hoy los defiende y, por tanto, defiende a los corruptos. No se sabe si es que se habrá corrompido ya. Vale todo, especialmente, lo que le interesa a él, aunque oficialmente deba defender lo que les interesa a todos. Y empadronado en el mundo. La mierda sigue rebosando y la anosmia crece.
24 de marzo de 2015
Puedes ser uno más. Puedes adocenarte, hacerte del montón, vivir como todos, perder tu yo. Pero si decides ser crítico, no tragar con cualquier cosa y ser tú mismo, entonces estás condenado a la soledad, a la soledad en compañía, pero a esa soledad íntima, sin remedio, incurable, imprescindible. Una soledad que te permite reír, gozar, angustiarte, llorar y disfrutar siendo, a la vez, consciente de que estás solo.