Retomamos
hoy estas reflexiones sobre la ética, dado que un par de amables
personas me han pedido que continúe.
Habíamos
propuesto el último día el análisis de la siguiente norma:
La
mujer debe obedecer siempre a su esposo.
Es
evidente que esta norma entra dentro del machismo, esa lacra social
que arrastramos lamentablemente desde hace siglos. El machismo es una
forma de discriminación que se caracteriza por la supuesta
superioridad que algunos hombres creen interesadamente que tienen
sobre las mujeres, a las que consideran seres de segunda que tienen
que obedecer sus órdenes.
Esta
norma no
es jurídica,
a menos que aún quede alguna ley trasnochada en la que figure
semejante falta de respeto hacia las mujeres. Recuerda que hasta hace
bien poco, la fórmula que usaba la Iglesia católica para el rito
del matrimonio incluía una pregunta a la mujer sobre si estaba
dispuesta a obedecer al marido. Al hombre, en cambio, no se le
preguntaba si iba a obedecer a la mujer. Era un machismo bendecido,
como tantas otras veces, por el poder de la Iglesia.
¿Será
una norma moral? ¿Por qué? Recordemos que para que una norma sea
moral (1) me tengo que sentir obligado a cumplirla, (2) sería bueno
que la cumpliera todo el mundo y (3) no se cumple porque se obtenga alguna ventaja con ello, sino porque se considera buena. Todo ello,
claro está, convenientemente justificado racionalmente con
argumentos suficientes.
Si
soy mujer, ¿me puedo sentir yo obligada a obedecer a mi esposo? Si
soy hombre ¿puedo obligar a mi esposa a que me obedezca? Es evidente
que, a menos que se sea machista, no se puede justificar tal
obligación. La razón es bien sencilla: hombres y mujeres somos
iguales y tenemos los mismos derechos. Un hombre no puede obligar a
ninguna mujer a que, por ser mujer, le obedezca. Eso es no respetarla
como persona, no tratarla como un ser humano. Esa supuesta obligación
es injustificable. Por tanto, no cumple la primera condición.
Por
el mismo argumento, no sería bueno que todas las mujeres tuvieran
que obedecer a sus maridos, así que la segunda condición, tampoco
la cumple.
Una
persona moralmente sana no verá nunca como buena esta norma y no
podrá admitir como justificada la posible ventaja que los hombres
obtendrían si las mujeres les obedecieran. Esto es precisamente lo
que va buscando el machista, este es el interés que tienen en que
las mujeres se consideren inferiores: les viene bien a ellos porque
así podrán ordenarles lo que les plazca. Pero es un interés que
nunca podrá justificarse racionalmente. Tampoco, pues, cumple esta
condición.
Por
tanto, la norma propuesta no es una norma moral.
Para
la próxima ocasión, te propongo que veas si es jurídica y/o moral
la norma siguiente:
'Cuando
voy a cambiar de carril, debo indicarlo con el intermitente
correspondiente'.
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mi dirección mcetica@gmail.com,
por si la necesitas.