En mi opinión, el amor básicamente no es un
sentimiento ni una emoción, aunque tenga un componente
sentimental.
En el amor no basta, ni mucho menos,
con sentir.
El amor es una actitud racional
que se tiene que traducir en hechos.
Es racional porque tenemos que conocer
muy bien a la persona a la que queremos y tenemos que descifrar qué
es lo que debemos hacer para ayudarle a vivir, para que cumpla sus
aspiraciones en la vida.
Se tiene que traducir en hechos porque
si no, ¿para qué amamos? ¿para qué vivimos?
Cuando vemos que la persona amada es
feliz, de rebote y sin buscarlo, nos sentimos felices nosotros
también, pero no por lo que hayamos podido hacer, sino porque a lo
que aspiramos amando es a la felicidad de la persona amada.
Si queremos convivir con una persona a
la que amamos, esa actitud debe ser recíproca.
Esa misma actitud es la que hay que
practicar con los amigos y con las amigas con los que vivimos y a
quienes queremos.