Hay días en los que te despiertas y la
vida está ahí delante y te invita cariñosamente a que la sigas.
Otros días, no ves nada delante de ti, porque la vida se ha quedado
detrás, como si no tuviera ganas de seguir adelante, y tienes que
tirar de ella para no quedarte parado y muerto en vida. Sea como sea
hoy tu despertar, no te olvides de que hay que ir adelante, siempre
adelante. La vida es andar hacia adelante, aunque te lo tengas que
inventar todo. Buenos días.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
domingo, 3 de noviembre de 2013
sábado, 2 de noviembre de 2013
Buneas noches. Teníamos ganas de vivir
No teníamos dinero. No hacíamos
deporte por las tardes, salvo en raras ocasiones. Nos gustaba la
música, pero no teníamos ocasión de ir a conciertos ni a
recitales. Tener una guitarra entre las manos era una suerte. No
teníamos oportunidad de ir al extranjero. Las tentativas
proselitistas de los distintos sectores de la Iglesia Católica nos
amenazaban casi todos los días. Seguíamos las tradiciones hasta que
empezamos a ser críticos. El instituto era un lugar de trabajo y de
aprendizaje. Visitábamos las bibliotecas buscando información y
lecturas. Nos divertíamos de forma bastante sencilla. De vez en
cuando, con un tocadiscos y en un garaje, organizábamos guateques
que sabían a gloria. Diseñábamos proyectos de todo tipo, algunos
de los cuales lográbamos realizar. Hicimos hasta una película. La
imaginación se desarrollaba de manera espectacular. Había
institutos de chicos e institutos de chicas, hasta que fueron mixtos,
cosa que se convirtió en una especie de revolución. La familia poco
a poco se iba convirtiendo en un núcleo de gente extraña que no
entendía nada de lo que nos pasaba. Si destacabas, alguien te elegía
para algo. Cualquier novedad era un mundo que se abría delante de
nosotros. No teníamos grandes adelantos tecnológicos. La vida era,
quizá, un tanto rutinaria, pero no nos aburríamos y teníamos ganas
de ser, de crecer y de vivir. Buenas noches.
Buenos días. Si no está
Alguien que te quiera te debe ayudar a
vivir, pero no debe ni puede vivir por ti,
ni puede ser tan indispensable que, si no está,
ya nada tenga sentido para ti. Buenos días.
ni puede ser tan indispensable que, si no está,
ya nada tenga sentido para ti. Buenos días.
Buenas noches de difuntos.
El 'Día de los difuntos' de los
católicos, la 'Noche de difuntos' de Halloween, la 'Noche
de los muertos' de los mejicanos. ¿Qué sentido tienen
estas celebraciones?
Como siempre, tienen el sentido que tú
quieras darle. Puedes sumergirte en la nostalgia, recordando en la
penumbra a los seres queridos que se fueron y olvidándote de que
existes. O puedes también considerar que la muerte forma parte de tu
vida, que es la parte más cierta y segura de tu vida. Como decía
Heidegger, somos seres para la muerte. Acepta que te vas a morir. No
te engañes, pero, una vez hecho esto, aprovecha la vida, vive cada
día, no desperdicies ni un minuto. La vida está para vivirla, no
para perderla en actividades estúpidas, dormitivas, anestesiantes o
que te aminoren. Llena todo lo que tengas que llenar. Disfruta de la aventura gloriosa de sentirte vivo, de sentirte viva. Vivir es urgente. Vivir es, también, un arte, el de
saber crear tu propia vida de la manera más humana posible.
Te sugiero que te lo plantees. Está tu
vida en juego. O tienes ganas de vivir o es que la muerte te ha
atrapado ya entre sus garras. Buenas noches.
viernes, 1 de noviembre de 2013
Buenas noches. ¿Quién educa aquí?
Pero ¿quién educa en este país? Aquí
no paran de nacer niños, pero ¿quién los educa?
Conozco a padres ejemplares,
magníficos, que saben que traer a un niño a este mundo significa
ayudarle a que crezca como ser humano, no como una simple masa de
carne alimentada. El problema es que el número de estos padres que
ejercen de tales es muy escaso. Una multitud de ellos no tienen ni
idea de lo que se podría hacer. Son progenitores, pero no padres.
Como educadores están de vacaciones desde hace ya mucho tiempo.
¿Educan los profesores? El papel
educativo de los profesores siempre he creído que era muy
secundario. No es que no tengan que educar, pero su labor es
peculiar. Un profesor debe aclararle a los alumnos, por ejemplo, que
no deben abusar de los gusanitos ni de la pastelería industrial,
porque no son comidas sanas y pueden traerles consecuencias
perniciosas para la salud. Debe explicarles también el porqué, es
decir, que son insanas porque tienen mucho colesterol y eso es grave
para la salud. Pero si educar es crear hábitos buenos en el niño,
acostumbrarlo a que actúe bien, eso no lo puede hacer el profesor,
porque no puede controlar y cuidar de que el niño adquiera el hábito
saludable y bueno de no comer esas porquerías. Eso es cosa de los
padres. Y si los padres no actúan, de poco servirá lo que diga el
profesor. El profesor puede y debe aclarar las ideas y colaborar así
en la creación de buenos seres humanos y de buenos ciudadanos. Pero
nuestros estúpidos gobernantes están quitando de los planes de
estudios todas las asignaturas que se encaminen a este objetivo. En
lo que creen es en un ser que debe saber matemáticas, pero que no es
necesario que sepa pensar, ni ser libre, ni que crea en la igualdad
ni en la democracia ni en el poder de la crítica. Prefieren una
especie de máquina infrahumana. Y la sociedad los tolera e, incluso,
los aplaude.
¿Educa la televisión? Yo creo que más
de lo que se cree, pero más que educar, deseduca. No sólo por los
contenidos que aparecen en ella, zafios, estúpidos y alienantes la
mayor parte de las veces, sino por el estilo de sensibilidad que
impone la televisión. Si te fijas bien, en la televisión todo
discurre a una velocidad endiablada, no hay un ritmo que favorezca el
pensamiento, sólo se valora lo llamativo, lo espectacular. Cuando
alguien habla, tiene que hablar poco, para que no se aburra nadie. La
atención está acostumbrada a fijarse sólo en lo que se mueve y en
la pantalla todo se mueve. Cuando un alumno se pone delante de un
libro, que ni se mueve él ni se mueve nada dentro de él, es incapaz
de fijar la atención y ni comprende ni aprende. Si observamos la
cantidad de horas que un niño o un joven o un adulto pasan delante
de la televisión, acostumbrando al cerebro a estas maniobras
absurdas, se echa uno a temblar.
¿Quien educa aquí, entonces? No lo
sé. Buenas noches.
Buenos días. ¡Manos arriba!
El otro día, en el duermevela del amanecer, se me ocurrió esto que pongo a continuación:
"Hoy, que es día de fiesta, apunta bien
con la sonrisa en el rostro de quien tengas delante. Sube el volumen
de la voz y con un tono de convicción, suéltale:
- ¡Manos arriba. Esto es un abrazo!
Repítelo cuantas veces quieras."
Luego, comprobé que esto es ya muy antiguo, pero yo no lo recordaba. Aún así te invito a hacerlo.
Esta mañana me he levantado pensando que el frío, en el fondo, es la ausencia de amor. Que tengas un buen día.
Luego, comprobé que esto es ya muy antiguo, pero yo no lo recordaba. Aún así te invito a hacerlo.
Esta mañana me he levantado pensando que el frío, en el fondo, es la ausencia de amor. Que tengas un buen día.
ya
Es como si nada hubiera ocurrido. Te
levantas, te acuestas, te levantas, te acuestas, te … intentas
vivir con toda la intensidad de la que eres capaz de hacerlo. Te
echas al mundo a sacarle sus esencias. Ríes, sonríes, amas, lloras,
te enfadas, gozas, abrazas, te acercas, huyes, vives. Todo eso es
verdad. Lo trágico es que ¡ya estamos en noviembre! ¡Qué prisa
tiene el calendario! ¡Qué rápida va la vida!
jueves, 31 de octubre de 2013
Buenos días. Con cariño
Intento recibir con cariño, tratar con
cariño y despedir con cariño. Es posible que a veces me equivoque,
pero esa es mi intención. Me parece la manera más humana de tratar
a las personas. No te pido que lo hagas tú, pero me atrevo a
sugerirte que lo pienses. Buenos días.
miércoles, 30 de octubre de 2013
Buenas noches. La cultura del tacto
Me decía no hace mucho aquí mi amiga
María Dolores que cada vez se le tiene más miedo a la cultura del
tacto. Creo que en bastantes casos es así. No siempre estamos
dispuestos a aceptar con naturalidad que nos toquen voluntariamente,
que nos tomen la mano, que nos la pongan en el hombro, que nos
agarren del brazo para caminar, que nos besen. Mucho menos que nos
acaricien la mejilla o que nos den un abrazo. Y, sin embargo, el
tacto -sentido que se localiza en la piel de los humanos- es
imprescindible para vivir, mucho más importante que todos los demás
sentidos. A través del 'tacto' nos ponemos en 'contacto' con las
demás personas y, en general, con todos los seres de la naturaleza.
Me da la impresión que el tacto en
muchas ocasiones no se pone en práctica, precisamente por el miedo
al contacto físico, cosa que puede que sea consecuencia de un cierto
miedo al contacto humano. Es posible que la cercanía de algunas
personas incomode a otras y traten de evitar esa situación rehuyendo
el contacto físico. Quizás ciertas experiencias negativas o ciertos
prejuicios colaboren también a alejarse del tacto y del contacto.
Las religiones, una vez más, se han encargado de fomentar todos
estos prejuicios negativos.
A mí me parece que habría que hacer
el esfuerzo por limpiarnos la mente de prejuicios y por convencernos
de que la vida es básicamente un conjunto de relaciones. Somos la
consecuencia de un sistema de relaciones con todo lo que nos rodea y
esas relaciones, en muchas ocasiones, se materializan, se profundizan
y se incrementan con el contacto físico. No creo que, en principio,
deba haber nada malo en besar, abrazar o tocar a una persona.
Eliminar de la vida estas experiencias es renunciar a sentir el
cariño, la cercanía o la amistad de una manera clara y potente.
Huir del contacto físico es vivir peor.
Da gusto cuando te encuentras a
personas que no solo no rehuyen el contacto, sino que lo practican
con una naturalidad digna de valorarse. Por poner un ejemplo, diré
que no hace mucho me dieron uno de los besos más sinceros y
espectaculares que yo recuerde. Estaba yo en la barra de un bar muy
concurrido en el que conozco a su encargada, una mujer vital,
expresiva, trabajadora y cariñosa como ella sola. Tenía un trabajo
enorme yendo de un lado para otro cargada de platos y bandejas.
Cuando me vio y pasó por mi lado, iba a gran velocidad con ambas
manos ocupadas. A mí cada uno me llama como le da la gana y hace
bien. Ella me llama Manu. Al llegar a donde yo estaba, me dijo 'Hola,
Manu'. Podría haber bastado eso como saludo, pero me soltó un
besazo enorme en la manga de la camisa, porque su tiempo no le daba
para más, el espacio era escaso, su estatura es baja y sus ganas de
cercanía y de expresar sus sentimientos le impulsaron a hacer lo que
en esos momentos podía. Me llegó muy adentro ese beso.
Está claro que tu vida es cosa tuya y
tu forma de relacionarte también. A mí me gustaría saber tu
opinión sobre este asunto porque en él está en juego nuestra forma
de vida. Buenas noches.
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