Rajoy y la panda de aficionados que
constituyen el actual Gobierno de España no son más que un grupo de
ineptos, de ignorantes y de sinvergüenzas, dicho sea con todo el
respeto y toda la objetividad posibles, pero no son tontos. No tienen
ni idea de cómo salir de la crisis y se han puesto en manos de
Merkel y su clan de neoliberales. Como consecuencia, recortan,
eliminan y reducen todo lo que encuentran a su paso, sin tener en
cuenta el daño que le hacen a los ciudadanos y alentados por los
aplausos que se regalan entre ellos, que miran para otro lado ante el
sufrimiento de los demás.
La crisis no la van a
solucionar ellos, pero mientras alguien hace algo con sentido, estos
elementos están aprovechando la situación para desmantelar las
estructuras del Estado, de manera que en el futuro les pueda
favorecer a ellos. Han hecho una reforma laboral que sólo beneficia
con descaro a los empresarios, sacan dinero de donde sea para los
bancos, toman medidas para que ganen más dinero los grandes
comercios a costa de los pequeños, van en contra de los derechos y
de las libertades de los que son diferentes y le sacan dinero a los
que menos tienen, pero no tocan ni a las grandes fortunas ni a la
Iglesia católica ni a cualquiera que se alinee con ellos.
Día a día, mediante
mentiras, críticas feroces e injustas y descalificaciones
machaconas, han ido labrando la mentalidad de los más cándidos,
despreocupados e ignorantes, haciéndoles creer que hay que odiar a
unos supuestos enemigos y que hay que votarlos a ellos, ignorantes
disfrazados de salvapatrias. Todos estos, junto con los interesados
en que el Estado favorezca sus negocios, han logrado que estos
pájaros estén aprovechando la situación para hacer desaparecer los
derechos y que permanezcan sólo sus privilegios. Es de suponer que
los que les han hecho el juego esta vez hayan tomado conciencia de lo
que han hecho y sepan atinar mejor la próxima vez. En todo caso,
como esto dure mucho tiempo, se van a quedar solos.