En aquellos momentos, tras el desastre físico y moral de la Segunda Guerra Mundial, el concepto de hombre estaba en entredicho. ¿Era el hombre un ser para la guerra?, ¿un ser para la muerte?, un ser ¿para qué?
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, uno de los documentos más importantes, si no el que más, de la historia de la humanidad, vino a aclarar y a proponer los derechos que cualquier ser humano, por el simple hecho de serlo, debería tener. Puedes consultar el texto íntegro de la declaración en varios idiomas aquí.
Se han cumplido ahora 60 años desde aquella promulgación. Reproducimos aquí, para conmemorarlo, el espléndido artículo que Quino Petit, en El País Semanal del 7 de diciembre de 2008, publicó exponiendo la situación de los Derechos Humanos en el mundo. Lo haremos poco a poco, a artículo por día, para poder pensar despacio y con calma sobre cada uno de ellos.
1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
En los países en desarrollo nacen cada año más de 20 millones de niños con insuficiencia de peso. Alrededor de 923 millones de personas se encuentran en situación de subalimentación en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Doscientos millones de familias malviven con el presupuesto de un dólar diario; 100 millones de personas lo hacen con 50 céntimos al día y morirán si no se actúa con urgencia. Más de mil millones de personas del Tercer Mundo ni siquiera tienen acceso a agua potable. De los más de 30 países que se enfrentan a graves carencias alimenticias, al menos 24 son africanos.