miércoles, 10 de septiembre de 2008

McCain & Palin

Los que frecuentan esta Casa L, así como los que se extienden hacia otras casas anunciadas aquí y en las que somos todos bien recibidos, habrán observado que hay veces que el Babelia de El País viene bien nutrido de mensajes que merece la pena resaltar. Voy a hacerlo hoy con un retazo tomado del espléndido artículo del comentarista barcelonés Manuel Rodríguez Rivero en el número del 6 de septiembre de 2008. En él se da una interpretación de la elección de Sarah Palin por John McCain como aspirante a vicepresidenta de los EE UU que resulta espeluznante.
Como es bien sabido, de noche todos los nazis son pardos. Bueno, casi todos. Algunos van disfrazados de oscuros caballeros, como ese Batman criptofascista e hiperviolento de Christopher Nolan (Batman begins, 2005; The Dark Knight, 2008) con el que la Warner se ha empeñado en enterrar al más irónico y humano de Tim Burton (Batman, 1989), al tiempo que expresa cabalmente el Zeitgeist bushiano. Si eso es ahora, cuando el “pato cojo” se dispone a traspasar el despacho oval a su sucesor, no quiero imaginarme el Batman que veremos si llegan a la presidencia el astuto McCain y su runmate Sarah Palin, una ultrarreaccionaria creacionista con la que el candidato republicano pretende atraerse el voto femenino: quizás porque piensa -como aventura Kathe Pollit en The Nation-, que el cociente intelectual de la mujer estadounidense es el mismo que el de un Tampax. Tal vez hayamos enterrado el marxismo con cierto apresuramiento, olvidando que algunas de sus tesis podrían servirnos para comprender ese mundo “sin reglas” del que habla la publicidad de esta película que fulmina récords de taquilla mientras disemina urbi et orbi los rasgos más impresentables de la ideología imperial.

A día de hoy, parece que McCain y Barack Obama están más o menos igualados en expectativas de votos. Es USA.

martes, 9 de septiembre de 2008

'Vete mucho con Dios' o 'La impotencia divina'


Mi abuela, como era común en la época en la que vivió, solía despedir a las personas con las que hablaba o con las que se cruzaba con la expresión "Vaya usted con Dios". Para la mentalidad dominante entonces, era lo mejor que se le podía decir a alguien a la hora de separarse de él. Pero ella tenía una especie de lenguaje privado, que conocían sólo los muy allegados, para despedir al pesado, al malaje, al estúpido o al gilipollas. Consistía en decirle "Vaya usted mucho con Dios". El mucho denotaba un deseo de que se fuera tanto con Dios, que a ver si se quedaba allí con él y no volvía más. Esto era una manifestación de un arte muy peculiar consistente en reírse del interlocutor sin que éste se diera cuenta de lo que estaban haciendo con él. Quizás ya sabían que el gilipollas no tiene remedio y que lo único que cabía hacer era desahogarse sin provocar una lucha dialéctica con él, cosa que sería de lo más lamentable y difícil de soportar.

Desde hace bastante tiempo -demasiado- yo tengo una barbaridad de ganas de mandar muchísimo con Dios a un personaje que ha estado dando el coñazo en el mundo entero y que parece que dentro de muy poco tiempo va a desaparecer de la vida pública. Para ello, escribí una vez lo que pongo aquí a continuación.

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Durante su juventud abusó del alcohol y su padre tuvo que soportar con vergüenza y con resignación los ebrios espectáculos de su hijo. Dios consideró oportuno intervenir y, sin que él lo supiera, lo apartó del alcohol y lo hizo abstemio.

Luego, se dedicó a las mujeres y fue mariposeando de flor en flor, quién sabe si de jardín en jardín, hasta que Dios creyó conveniente intervenir de nuevo y le puso delante de sus complejos a la mujer de su vida. Con ella acabaron sus aventuras botánicas.

Más tarde, se encontró por fin con el propio Dios, que fue quien le hizo ver la diferencia que él creyó enseguida que era fundamental en su vida: la que existe entre el Bien y el Mal. Se convenció pronto de que el Bien era una idea que venía directamente de arriba y no algo que había que buscar y decidir entre todos los hombres aquí abajo. Inmediatamente se puso a rezar y a predicar, se encaramó a la cima del poder, en donde quedó a un palmo de las narices del Altísimo, y comenzó a defender el Bien luchando denodadamente contra el Mal. Desde entonces va por el mundo con dos imaginarios revólveres en las caderas y lleva las manos discretamente separadas del cuerpo, creando la sensación a quien lo contempla de que va a desenfundar de un momento a otro.

En esta lucha infinita y heroica, se dedicó primero a la limpieza de indeseables mediante el uso del antiguo método de la pena de muerte. El éxito le acompañó en cientos de ocasiones sin que Dios, que tuvo que padecer un caso de estos en su propia familia, interviniese en ningún momento.

Después, y dado que el Mal es una entidad supranacional y una amenaza para todos, tuvo que extender el poder de la destrucción y de la muerte más allá de sus propias fronteras, todo ello en nombre de la democracia, del orden, del Bien y de Dios. En esta ocasión parece que Dios mandó unas palabras de protesta que fueron leídas por el vicario terrenal de una de las religiones, pero rápidamente fueron apagadas por unos cuantos baños de sangre, sin que se volvieran a oír nunca más.

De paso, y sin que Dios le pusiera ningún inconveniente, procuró obtener algún beneficio para amigos metidos en los negocios derivados de la reconstrucción de los desastres creados por él mismo.

Dios había modelado su vida antes de que se encontraran. Después, ambos habían marchado al mismo ritmo, marcial, al parecer. Pero es evidente que, si Dios, el único ser más poderoso que él, hubiese querido, habría eliminado la nota más sobresaliente de su carácter, la impronta más significativa y distintiva de su ser, el color indeleble que teñía todas las células de su organismo. Si no lo hizo, fue porque se consideró impotente para hacer desaparecer su estupidez.


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lunes, 8 de septiembre de 2008

La noche en blanco. Madrid. 2008

Ya ha salido el programa de uno de los acontecimientos más interesantes del año en Madrid: La noche en blanco, la del sábado 13 de septiembre.

El arte en la calle. La gente en la calle. La vida en la calle.

Aquí lo puedes mirar.

Orqchestre National du Barbès


Vuelve la ONB. De nuevo aparece la emoción del mestizaje y el gusto por la buena música. Tuve la ocasión de gozarlos en directo en Cádiz, en el Baluarte de la Candelaria, con un fondo de palmeras, cuando presentaban el disco que contenía Poulina y fue una experiencia llena de emociones y de las que duran tiempo.

La Orquesta se fundó en 1995 por músicos argelinos, marroquíes y franceses y toma su nombre del barrio árabe de París. El grupo funciona, según decía en una ocasión uno de sus componentes, "a la velocidad de una caravana de camellos", razón por la que sólo han publicado cuatro discos.

El que aparece ahora se titula Alik y está editado por Wagram / Karonte. Yo aún no lo he oído, pero aún así quiero dar noticia del mismo porque es difícil que defraude. Y lo hago con las palabras con las que lo presentaba J. Losilla en El País de antesdeayer:

Barbès, el barrio árabe de París por excelencia ya no es lo que era. No es mejor ni peor que hace años: es otra cosa. Pero su Orquesta Nacional sí mantiene el tipo de lo que fue. La ONB, paradigma de grupo con vocación transcultural y del fenómeno musical surgido en los arrabales de las grandes ciudades francesas, nació en 1995 de la unión de músicos magrebíes y galos. Con Yousef Boukella como líder, grabó tres discos y ha tardado ocho años en editar el cuarto: este Alik en el que engarza lo norteafricano con el merengue, entra en terrenos subsaharianos de soukous, se enreda con el rock primigenio y relee a los Stones con pulsación gnawa. O sea, una vuelta de tuerca más, con saludable actitud punk, a una excitante pachanga situada en las antípodas de la de Manu Chao. Amén.
Pues eso. Y el primero que lo goce, que lo diga.


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domingo, 7 de septiembre de 2008

Corruptos y gloriosos / 2


Con el título con el que aparece este post publicó ayer en el diario El País el escritor y sociólogo José Vidal Beneyto un interesante artículo, cuya versión completa se puede ver aquí, sobre la corrupción actual del sistema capitalista.


El artículo es continuación de la primera parte, publicada al principio del mes de agosto. En el que apareció ayer se aclara por qué lamentable circunstancia el autor tardó tanto tiempo en publicar la segunda parte.


Quiero poner aquí dos párrafos de la segunda parte del artículo porque me parecen muy interesantes para formarse una idea de cómo está la situación actual. Se citan dos libros muy interesantes para conocer la génesis del capitalismo y el Worldwatch Institute. La versión española de la estupenda revista que edita este Instituto puede verse aquí.

Este capitalismo inicuo y depredador con la ignominia de sus repugnantes escándalos empresariales, el aumento de su precariedad laboral y la salvaje agravación de las desigualdades entre los pocos muy ricos y todos los demás nada tiene que ver con el capitalismo de los padres fundadores. El capitalismo que nos propusieron Max Weber, en su obra pionera La ética protestante y el espíritu del capitalismo, en 1905, y la magistral Religion and the rise of capitalism, del historiador inglés Richard H. Tawney, en 1926, ha sido objeto de una corrupción total. Su exhortación a la autodisciplina, al trabajo duro, a la austeridad, al ascetismo individual tan ligados a la ética calvinista y más ampliamente protestante son antónimos del irresponsable despilfarro consumista en que se ha convertido el régimen capitalista, en el que el gasto en publicidad en EE UU es superior al del presupuesto de toda la enseñanza superior. Por lo demás, la depredación de recursos es tal que, según el Worldwatch Institute, el consumo de bienes y servicios de la humanidad en los 40 años que van de 1950 a 1990 es superior al de todas las generaciones precedentes. A lo que se agrega que el objetivo principal del sistema no es ya el de producir bienes para satisfacer necesidades sino sólo producir beneficios, ganar dinero.

El artículo finaliza así:
Las denuncias de las prácticas criminales mafiosas, tal como hacen la novela y el filme Gomorra con la presentación de las actividades de la Camorra, por aleccionadoras que sean, no acabarán con la corrupción capitalista que se ha convertido en trama sustantiva de nuestras sociedades. Pues si el estalinismo corrompió y acabó con las esperanzas del comunismo, la radicalización individualista y la insaciable y compulsiva avidez de riqueza y disfrute han corrompido el capitalismo originario. La épica del enriquecimiento a cualquier precio no deja espacio indemne y muestra su imperio en las formas más espontáneamente agresivas de la cultura popular del mundo juvenil que en su música rapera nos conmina a get rich or die trying. Ese grito de “enriqueceos o morid en el intento” es la expresión más cabal de la corrupción actual del sistema capitalista.


Yo creo que esto se parece mucho al presente y al futuro.

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sábado, 6 de septiembre de 2008

Calles / 2

Seguí andando por la Calle de la Soledad Antigua y, al final de la misma, me encontré con este otro y sorpendente rótulo:

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O sea, que la misma calle, hasta no hace mucho, tenía dos nombres: de la Soledad antigua y de la Soledad moderna. Según me dijo un vecino, la calle actualmente ha sido rebautizada con el nombre de Calle Soledad, como se observa en el azulejo inferior. No creo que tenga nada que ver con el nombre de la calle, pero he leído que en los años 40 del siglo pasado, la calle Soledad estaba plagada de burdeles,

Buscando el porqué de estos nombres, he encontrado un artículo del insigne médico y pensador español, Pedro Laín Entralgo, que glosa esta circunstancia y añade algún comentario sobre algunas otras calles de la ciudad.

La afición por poner calles dedicadas a la Soledad la encontramos también en la vecina Isla de San Fernando, como puede observarse en la foto. Hay que aclarar en este caso que la calle, en una punta tiene como título "Callejón de la Virgen de la Soledad", si bien en la otra, seguramente por economía, desapareció la referencia a la Virgen, quedando como aparece en la imagen.

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viernes, 5 de septiembre de 2008

Calles / 1

Me resulta muy satisfactorio ser observador. Consiste en ir por la vida enterándote de lo que hay para gozarlo o para recharzarlo. En todo caso, para intentar vivirlo.

No hay que andar haciendo arduas investigaciones para sacarle un poco de jugo a la realidad cotidiana. Por ejemplo, se trata de mirar los nombres de las calles. Hace años vi en una ciudad una calle que se llamaba "Sin nombre". Fue una lástima que no tuviera entonces una cámara de fotos para poder mostrar ahora semejante curiosidad.

Este verano, en Cádiz, he encontrado un par de calles con nombres curiosos. Una de ellas es esta que pongo aquí.

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Puede el lector dar rienda suelta a su imaginación o, quizá, a su investigación para descifrar en qué pueda consistir la soledad antigua.

Culturas defensivas

En el Diario Cinco Días del día 5 de julio de 2008, Javier Fernández Aguado publicó un interesante artículo titulado Culturas abiertas y defensivas, en el que analizaba algunas de las enfermedades de las organizaciones sociales. Extraigo un párrafo del mismo:
Me atrevo a indicar que hay muchas formas de morir, y una de las más eficaces es negarse a mejorar. Las organizaciones que desarrollan culturas defensivas, en las que se llega a afirmar que ellas son el dechado de perfección mientras que todas las demás, sea de su sector o de otros, tienen profundas limitaciones, están destinadas al fracaso más absoluto. Algunas de las dolencias que más daño provocan a las organizaciones son la ceguera y la sordera (me gusta recordar que conozco directivos ciegos y sordos que ven mucho y escuchan extraordinariamente bien), y me refiero con esto a que hay organizaciones que se niegan a entender que los tiempos se transforman y transforman el entorno. Quien no reflexiona sobre la importancia de ese principio universal que reza 'quien siempre vende lo mismo y del mismo modo, dejará de venderlo' está condenándose a la esterilidad.

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jueves, 4 de septiembre de 2008

El Guerra / y 10


Un último detalle de este curioso güichi. Junto al Bote, pueden observarse unos cencerros. Uno de los asistentes tuvo la amabilidad de desvelarme cuál era su función. Como se ve, los hay de tres tamaños. El pequeño sirve para comunicar a la clientela enterada de la clave, que el que va a abandonar el lugar es un cabrito. Si el que se larga es más que un cabrito, o sea, un cabrón, El Guerra echa a sonar el cencerro mediano. Pero si el individuo en cuestión es un verdadro cabronazo, lo que suena es no sólo el de mayor tamaño, sino unas campanas que hay escondidas debajo de la barra, para que el mundo se entere de quién es el que anda por allí.

Quien haya llegado hasta aquí en esta saga sobre el güichi de El Guerra debe saber que, además de la gracia y de la buena gente que se puede encontrar allí, puede tomarse un jamón extraordinario, un queso excepcional y unas chacinas espléndidas a unos precios infrecuentes por lo bajos. Y también unos vinos que saben estar a la altura de la situación.

Larga vida a El Guerra, a los simpáticos y cachondos asiduos que paran por allí y a su curioso güichi.

Periodismo

Tomo el párrafo siguiente del blog de Juan Cruz del día 3 de septiembre. ¡Cuánto interés tiene siempre el blog de Juan Cruz! Y se lo brindo a mis amigos futuros periodistas. A mis queridos amigos y amigas futuros periodistas.


García Márquez ha dicho que por las mañanas se despierta rabioso como un perro por el periodismo que hacemos, y Gabilondo ha defendido el buen periodismo como
factor de desarrollo social, cultural, económico y político. Este es, lo dice el Nobel colombiano, el oficio más bello de la tierra, y muchas veces arrojamos sobre él basura a pilas. Un periodismo contrastado, sereno, en el que los periodistas no tengan que arrojar vergüenza a su oficio, requiere, decía García Márquez, dedicación y tiempo. Y buena voluntad. Kapucinsky decía que este no es un oficio para cínicos. Es cierto: el cinismo es lo contrario de la buena voluntad; el cinismo, la ignorancia del sufrimiento ajeno, la falta de solidaridad con lo que padecen los que son objeto, o sujeto, de nuestra información
.”

Yo lo uniría a lo que decía otra persona que se merece que sea escuchada por la gente sensata y abierta. Me refiero a José Luis Sampedro. Siempre tan lúcido, hace poco decía: “Antes lo que había era hipocresía. Lo que hay ahora es cinismo y desvergüenza”.

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El periodismo como factor de desarrollo social, cultural, económico y político. ¡Qué responsabilidad! Pero, a la vez, qué ilusionante, qué meta para proponérsela. Qué oportunidad para convertirse en una persona fuerte, en una persona, Almu.

Y, en todo caso, siempre quedan los blogs. Creo que hay que escribir para la inmensa minoría de tus lectores. No sabes quién te lee. Ni sospechas desde dónde te leen. Tienes un grupo de lectores que no te dicen nada, pero que te leen y lo hacen desde lugares insospechados: Arabia Saudí y el vecino de enfrente. El medio es el mensaje. La libertad, la crítica, la buena voluntad, los otros, todos, un mundo en el que quepamos todos. Los valores que queremos, los que amas, deben estar en tu blog.
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