Creo que cuando el votante no se deja
llevar por un análisis racional, basado en datos fiables y en
argumentos claros, sino que es presa del resentimiento, del odio o de
su imaginación, comienza a dar bandazos sin criterio, confunde la
derecha con la izquierda y no alcanza a ver con claridad las
consecuencias de sus decisiones. Es como si nos comprometiéramos con
una pareja porque tuviéramos buenos presentimientos con ella.
Buenas
tardes.
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