El activismo tiene su lugar en la política profesional, por no decir activa y repetir el concepto. En él las ideas, además de contener argumentos racionales, se tiñen de sentimientos y de emociones, que arrastran acríticamente al lector. Generan así feligreses, abanderados defensores de tales ideas.
En el campo del intercambio de ideas no tiene sentido ese acompañamiento emocional. No me gustaría que mis ideas generaran ni un solo feligrés, ni un sola persona que estuviera de acuerdo con ellas por ningún motivo que no fuera racional y crítico. No quiero crear un batallón de seguidores, sino algún posible lector autónomo, libre y con criterio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes expresar aquí tu opinión.