Tenemos, al menos, dos mundos que
construir.
Uno, el pequeño, el más cercano, el más intenso, en el
que más directamente podemos elegir.
Otro, el mundo grande, el de
todos, el que debería ser bueno para todos, en el que hay que poner
granos de arena sin demasiadas esperanzas de poder ver la montaña.
Buenas noches.
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