jueves, 26 de marzo de 2015

El piloto



Hoy le he dicho a una amiga muy querida que el desgraciado suceso protagonizado por el piloto del avión no es más que un caso aislado. Se lo he dicho por consolarla y porque lo creía así. Luego, he venido a casa, lo he pensado mejor y he cambiado de opinión. Lo siento, amiga.

Tengo la impresión de que este piloto absurdo es un tipo en el que cristalizan actitudes que estamos tolerando -algunos, alentando-, sin que hagamos nada por eliminarlas. Un tipo que va a lo suyo, que alimenta sus frustraciones o sus locuras sin que tengan salida, sin un desahogo humano, seguramente sin que nadie lo escuche. Un tipo para el que todo vale, que se cree con capacidad de hacer lo que le sale de las narices sin tener en cuenta a nadie ni nada. Un tipo que se aísla, da igual que cierre con llave la puerta de la cabina o que se ponga los auriculares o los cascos, o que se concentre en el móvil, o que se enfrasque en el ordenador, y que vaya por la vida sin ningún miramiento, como si estuviese solo en un mundo que cree que es suyo. Un tipo al que los demás le importamos un pimiento. Un tipo para el que la vida seguramente no tenía sentido porque a lo peor nadie le había invitado a amar la vida. Yo no digo que el mundo esté lleno de pilotos de este estilo, pero sí que estamos creando unos individuos muy parecidos a este estúpido piloto.


En la base de todo esto veo una carencia de lo que siempre fue el distintivo del ser humano: la racionalidad. Cada vez pensamos menos. Cada vez quieren que pensemos menos. Cada vez sabemos menos pensar. Cada vez nos dejamos más llevar por lo irracional, por los sentimientos, los odios, los deseos, por la visceralidad. Estamos creando pilotos de este tipo que no necesitan avión. Yo los veo en la carretera cada día: no les importan nada ni su propias vidas ni las de los demás. Veo a los neoliberales recortadores y veo pilotos locos sin avión. Veo a los banqueros y veo a personajes de este tipo. Y veo por la calle a muchos individuos que se le parecen mucho al piloto. Nos estamos dedicando a todo, menos a crear seres humanos. Buenas noches -es un deseo-, pero pongámonos manos a la obra. Besos y abrazos -es una necesidad.

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