miércoles, 21 de abril de 2010

Moderno


Quería ser moderno, así que me teñí unas mechas en el pelo y me dejé una discreta crestecita en el centro de la cabeza, me hice un par de tatuajes en los brazos y otro en la pierna, me puse un pendiente en la oreja y me incrusté un piercing en la ceja. Me puse una camiseta con dibujos potentes y unos pantalones vaqueros rotos y con varios bolsillos bien marcados. Una chupa que simulaba ser de piel vieja, unas gafas de sol pegadas a la cara y unas deportivas bastante grandes completaban mi atuendo. Me parecía que, más que moderno, era casi contemporáneo.

Cuando ya había interiorizado mi nuevo atuendo y lo llevaba con naturalidad, me encontré por la calle a un viejo conocido, al que había dejado de tratar porque era un odioso y un creído, y el muy imbécil me soltó:

“Has variado mucho de look, pero no has logrado quitarte la expresión de estúpido de tu cara ni cambiar tus modales ordinarios.”

Pensé que hay gente que tiene muy mala leche y que debería callarse para no hacer daño.


2 comentarios:

  1. Sí es cierto. Y además creo que este tipo de mala leche se da mucho más en las mujeres.
    Y me vienen ahora muchos recuerdos.....

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  2. La apariencia seguirá variando, lo de dentro permanecerá anclado en la prehistoria.

    Los peores son aquellos personajes reales que además de las apariencias, se aprenden el discurso del moderno y se les llena la vida diaria de incoherencias.

    Me gusta mucho lo que estás escribiendo estos días. Muy jugoso.

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