Hay actualmente una polémica sobre el derecho al uso del velo por alumnas de cultura o de religión musulmanas. Al parecer, el problema está en si se les permite asistir a clase con el hiyad, el pañuelo que les cubre el pelo, o si, por el contrario, se debe prohibir su uso.
Reconozco que, como siempre que hay valores y derechos en conflicto, la solución es difícil. Por eso, te invito a que pongas aquí tus argumentos o tus reflexiones, con el ánimo de que podamos aclararnos todos un poco más.
Lo que a mí se me ocurre sobe este asunto es lo siguiente:
El problema del velo es muy complejo porque no puede ser interpretado únicamente en clave religiosa. Ya desde este punto de vista es controvertido aun dentro del propio Islam. Pero es que, a la vez, el velo tiene un componente machista, de dominación de la mujer por parte del hombre, otro componente de identificación cultural, otro de moda, otro de imposición familiar y, no sé si por fin, otro de libre elección personal. Simplificar el problema considerando únicamente el componente religioso es no entender la situación y ponerse en riesgo de cometer un disparate.
Creo que hay que tener presente que el uso del velo es un derecho individual. Y los símbolos religiosos pueden enfocarse o bien desde una perspectiva individual o bien desde una colectiva, institucional. Quiero decir que es distinto plantearse si se ponen crucifijos en las clases que si una alumna se pone el velo. En el primer caso, la institución obliga a todos a participar de un símbolo religioso. En el segundo, cada cual se pone o se quita lo que quiere, sin que se obligue a los demás a hacer lo mismo ni a participar de ninguna simbología.
Una vez conocí a una profesora que no permitía que, en la época del calor, las alumnas fueran a clase con una camiseta de tirantes, es decir, sin mangas. A mí me parecía ridícula tal pretensión por lo que tenía de imposición a los demás de una elección propia. ¿Con qué derecho obligaba la profesora a las alumnas a ir a clase como a ella le daba la gana? Una cosa es debatir sobre la idoneidad de un determinado atuendo para asistir a un sitio o a otro y otra es imponer criterios propios a los demás. Creo que se debe debatir con argumentos racionales sobre por qué no conviene ir a un concierto en el Auditorio Nacional en chándal ni a una discoteca en calzoncillos. Pero otra cosa bien distinta es obligar a los demás a que vayan como uno cree que deben ir.
Yo tengo en clase alumnas que van con velo. Por una idea básica de respeto, no me he atrevido nunca a preguntarles por qué lo hacen ni mucho menos a decirles que se lo quiten o que se lo pongan. Lo que sí he hecho es debatir asuntos que creo que pueden ayudarles a que ellas mismas confirmen que deben ponérselos o a que decidan que deben quitárselo. Por ejemplo, he contado las razones higiénicas por las que no es conveniente permanecer en lugares cerrados con la cabeza cubierta, ya que el pelo sufre un calor excesivo y puede caerse. He hablado también de las costumbres machistas de obligar a la mujer a vestirse de una determinada manera y del machismo asumido por algunas mujeres que ven como normales estas reglas impuestas por los hombres. Pero esto lo hemos debatido todos y todas, tanto los que pretenden ir a clase con una gorra puesta como las que van con el velo o los que no llevan ninguna de las dos coass. Y, en lo individual, allá cada cual con su atuendo y con su pelo y con su imagen y con su vida. ¿Van a salir mejor formados como personas si se les obliga a ponerse el velo o a quitárselo? Lo que nos forma es saber el por qué de cada norma.
El por qué de cada norma. Me parece que esta es la clave. El 70% del calor corporal tiende a salir por la cabeza. Si estás en un lugar en el que no hace frío y te cubres la cabeza, el pelo sufre un sobrecalentamiento dañino para él. Esto es lo que hace, por ejemplo, que en los pueblos en donde los hombres tienen la costumbre de ir siempre con la boina puesta muchos de ellos estén calvos. Lo que te hace cumplir una norma es su racionalidad. Y la razón, no el interés o el capricho, debe suministrar argumentos universales, válidos para todos.
Recuerdo que una vez presenté esto ante un grupo de profesores como el argumento que justificaba el que los alumnos no fueran con gorra a clase y como lo que había que decirles para convencerlos. Algunos profesores ponían cara de extrañeza y otros claramente se reían. Participaban de la idea de que las llamadas normas de educación son como caprichos establecidos que hay que cumplir de manera más o menos ciega y automática. Esto es muy pernicioso. Cada norma debe tener detrás una razón que haga ver la necesidad de cumplirla. Si no es así, hay que buscarla y, si no se encuentra, no hay por qué cumplirla. No somos marionetas cumplidoras de normas, sino seres humanos que debemos actuar racional y libremente.
No acabo de entender que quienes se empeñan en defender que en la escuela pública se den clases de religión se permitan el lujo de opinar que las alumnas no deben usar el velo. Creo que quien piense así muestra un extraño perfil intelectual y una dosis de hipocresía que lo hacen peligroso para la convivencia en la sociedad.
Pero esta es mi opinión, que sigue en proceso de búsqueda de elementos que la perfilen un poco más. No sé si tú querrías decir algo.
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Esperaba este post en tu blog como agua de mayo!
ResponderEliminarAyer, debatiendo con Vanesa, llegamos a la conclusión que es un tema muy difícil de tratar.
A mi me daría igual que lo llevase o no, no hay gente que lleva cruces, símbolos de sus ideologías, camsetas con un eslogan... Y no podemos decir nada, nadie critica eso... Por qué? Porque cada uno viste como quiere, de ahí ese mundo tan liberal en el que vivimos, supuestamente.
Es cierto, que llevar algo en la cabeza en un sitio cubierto, no es bueno para el pelo y es considerado un acto de mala educación, pero, realmente hay a alguien a quien le moleste tanto que la niña lleve su pañuelo?
Hace daño a alguien? Entiendo, que dejarla a ella llevarlo complicaría las cosas, porque todo el mundo se pondría gorras etc, pero es que eso demuestra la madurez del nuestro país, no porque a ella la dejen, por sus creencias, yo voy a decir, si? Pues me pongo una gorra, no, las cosas no son así. Pero el país apesta, qué le vamos a hacer, ellos quieren que seamos tontos y nos dejemos llevar...
Ser libre no significa tener la opción de ponerse un gorro o un peinado punk o lo que sea, ser libre significa tener la capacidad de elección. Es decir, uno no demuestra que es libre cuando llega a clase con escote; más bien, demuestra que es libre cuando puede hacerlo y decide no hacerlo.
ResponderEliminarCreo que sé quien era esa profesora de la que habla Manuel; yo la escuche decir eso en mi clase y mi mueca fue automática y pensé: ¡cómo se atreve! seguí pensando: ¡pues ahora es cuando me voy a venir en tirantes!
Supongo que muchas chicas que llevan velo no son, desgraciadamente, libres porque no han elegido llevar el velo.
Otras muchas quizá piensan que lo han elegido ellas, que es una decisión propia pero lo que yo creo es que, su elección ha sido "motivad" o inducida por su falta de información, crítica y sobre todo por su religión. Las mismas chicas si hubieran nacido por ejemplo en España, se posicionarían ahora mismo en contra del velo.
Todas las religiones del mundo imponen unas normas y eso hace que los "fieles" sean MENOS libres.
Si tenemos en cuenta que además, es una religión MACHISTA, muy machista, el resultado es: una norma impuesta desde una religión machista.
El que quiera defenderla se esconderá en que es una elección del sujeto pero en realidad, es una artimaña para camuflar lo que realmente se pretende con la permisión de estas cosas en nuestra sociedad: que el machismo siga "liderando" nuestro sistema.
No pretendo dar la solución al problema pues es un asunto muy complejo pero quería decir que hay que mirar más allá porque no nos podemos quedar en el "que cada uno haga lo que quiera". Mejor será: "todo está permitido pero hay cosas que no se hacen". Si cada uno hace lo que quiere, al final el más poderoso impondrá sus criterios (ejemplo de la profesora "anti-tirantes" en clase).
El otro día un alumno me preguntó por mi opinión. Lo cierto es que no me gusta que las mujeres musulmanas se cubran, creo que es fruto de una sociedad machista. Sin embargo entiendo que haya niñas y adolescentes que, sin que nadie se lo imponga, decidan cubrir su cabeza. Es una cuestión de identidad, muestran orgullosas su cultura en un país de acogida. Lo que no entiendo es que se lo prohíban en un centro público. Una gorra y el velo significan cosas distintas. En el fondo creo que lo que subyace es un rechazo hacia su religión y su cultura. Y ha sido eso lo que ha motivado a algunos a exigir que se pida el cumplimiento en sentido literal de una norma(esto último no se lo dije a mi alumno marroquí).
ResponderEliminarMe parece claro que hay una buena parte de la población que, de manera conciente o no, pone en práctica una intolerancia tremenda.Tantos años de televisión, de acostumbrarse a no reflexionar, a lo fácil, a dar rienda suelta a los aperitos y a los instintos, pero no a lo racional han dado lugar a estas actitudes de escasa humanidad, de bajo nivel, propias de comportamientos ordinarios y de catetos intelectuales. No hemos reaccionado a tiempo.
ResponderEliminar¡Uff! ¡qué tema tan complicado! la verdad es que ver a las mujeres por la calle con el velo me da escalofríos.....
ResponderEliminarpara mí es un símbolo de la dominación masculina musulmana, que lógicamente -eso creo- debería corresponder luego con los roles de hombres y mujeres en ese mundo...