Amaia Bakaikoa ( https://amaiabakaikoa.com/es ) es una psicóloga clínica y sexóloga con un amplio historial profesional y de participación en los medios de comunicación. Hace unos años apareció un melanoma en su piel, del que afortunadamente está recuperada. Nos cuenta aquí su experiencia y nos recomienda unos cuidados básicos que debemos tener con el sol.
Hoy 23 de mayo se celebra el Día Mundial contra el melanoma, con el objetivo de concienciar a la población sobre la importancia de su prevención y de la necesidad de la investigación para el tratamiento de este tipo de cáncer de piel.
Este post lo escribí hace ahora cinco años cuando recibí un diagnóstico de melanoma del que felizmente me considero una superviviente:
Estas palabras que escribo hoy junto a esta imagen de mi espalda, constituyen el desnudo integral en cuerpo y alma que jamás pensé que llegaría hacer...
Primero, por la preservación a ultranza que casi siempre he hecho de mi intimidad; pero, sobretodo, porque en mi egocentrismo ignorante nunca pensé que esto que os voy a confesar me podía pasar a mí, yo que siempre me he creído tan fuerte y sana...
Pues bien, la vida llega, te da una lección de humildad y te pone en tu sitio cuando menos te lo esperas con un golpe magistralmente siniestro...
Y más que dirigida hacia la vida me puso en el camino inverso; en la cuerda floja mirando vertiginosamente hacia el abismo...
Y ahora recuerdo que, tan solo unos días antes, pensaba en lo serena, tranquila e ilusionada que me sentía en este momento de mi vida...
Pero de pronto se pararon los sueños y comenzó la pesadilla...
Desde siempre adoro las pieles morenas; pero la mía, como buena aborigen de esta tierra, fue más bien clarita. Por ello, en mi juventud cometí algunos excesos, siguiendo la moda de entonces de exponerse mucho al sol con poca protección. Y, aunque llevo ya más de veinte años sin hacerlo, la piel tiene memoria y a finales de enero me extirparon un lunar en la zona lumbar izquierda de mi espalda, que tras su biopsia diagnosticaron que era un melanoma maligno.
Posteriormente me operaron de nuevo y, curiosamente y a pesar de los nervios previos a la operación, fue muy ilusionante escuchar decir a una de las sanitarias que me atendió:
“Tú que siempre estás defendiendo a las mujeres en tu trabajo, vas a ser operada por un equipo solo de mujeres”... Me extrajeron dos ganglios centinela para analizar y esta mañana me han dado los resultados y estoy sana y salva.
Ahora puedo decir que nací en Bilbao hace cincuenta años y que hoy he vuelto a nacer en Cruces.
Han sido dos meses duros psicológicamente; en los que piensas en la muerte y la fugacidad de la vida. He recordado mucho las largas y entrañables conversaciones que tuve en los momentos finales de vida de mi gran amigo José Mari Elosegi, fallecido por un tumor cerebral.
También he tenido la necesidad de releer algunos libros de Albert Camus y José Luis San Pedro con reflexiones existenciales sobre la muerte. Y me he sentido identificada con esa metáfora de los seres humanos como ríos que van a morir sosegadamente hacia el mar y que en el final de su curso empiezan sus aguas dulces a sentirse saladas según se van acercando al mar para fundirse en él. Yo también he sentido ese salitre muy cerca últimamente...
Y en estas semanas por momentos angustiosas, he leído tanto sobre el melanoma y el cáncer de piel como para hacer una tesis doctoral; porque solo intentando conocer a fondo esa realidad científica y las consecuencias a las que me podría enfrentar, podía tener la tranquilidad para meterme aguerrida en esta lucha que hoy ha terminado.
Han sido unos meses en los que he sentido plenamente el apoyo y el cariño de mis seres queridos y he escuchado de ell@s algunas frases tan bellas y amorosas, que me acompañarán siempre en mi pensamiento.
Y me ha sorprendido gratamente la madurez de mis hij@s, a quienes he contado toda la verdad sin ningún melodramatismo, con tranquilidad, esperanza y objetividad. Y, además, tengo la convicción de que serían perfectamente capaces de vivir bien aunque yo no estuviera físicamente en sus vidas. Y eso es tranquilizador para mí; además de una satisfacción por haberles educado con éxito en el amor pero también en la independencia y la lucha personal...
Físicamente con tantos pinchazos y cortes de las pruebas diagnósticas y operaciones, me he sentido a veces como un trozo de carne. Y nunca olvidaré cuando tras la prueba cardiológica del preoperatorio osé abrir el sobre de los resultados y me encontré que tenía un cardiograma anormal y bradicardia sinusal. Fue leer estos palabros y entrar en pánico y sensación de muerte... hasta que me informé; y, resulta que tener tan pocos latidos de corazón por minuto (48), es excepcional pero sano en personas que corremos fondo o también en ciclistas y nadador@s.
Me costó pronunciar la palabra cáncer al inicio de mi proceso; pero lo superé y ahora solo quiero visibilizar el cáncer desde mi humilde y corta experiencia y que la gente se conciencie de que es importante prevenir el cáncer de piel evitando las horas de sol más intenso, aplicándose alta protección solar y acudiendo al médico rápidamente en cuanto se detecte un lunar sospechoso.
Esto último es lo que me ha salvado la vida; porque el melanoma es un tumor que crece y se expande rapidísimo haciendo metástasis y por ello es importante cogerlo a tiempo porque es muy mortífero. El melanoma tan solo supone el 2% de todos los cánceres; pero su tasa de mortalidad es una de las más altas, provocada frecuentemente por una detección tardía.
Por ello es importante hacer una exploración de los lunares y valorar el llamado ABCDE del melanoma; y si hay algo de esto consultar inmediatamente:
-Asimetría (una mitad diferente a la otra)
-Borde (irregular)
-Color (no uniforme sino variaciones de una zona a otra)
-Diámetro (mayor de 6 mm)
-Evolución (cambios en tamaño, forma o color ; o picor o sangrado del lunar)
Esta foto de mi espalda que aquí os muestro con un cierto pudor , fue sacada en Valencia por mi “hijasobri” Irene hace más de un año; y gracias a ella pude comprobar que en aquel momento no tenía el lunar, así que su aparición fue reciente. Pensar eso me dio mucha tranquilidad en estos dos meses de incertidumbre... Mi agradecimiento en el alma a la Dra. Ana Arechalde y a la Dra. Patricia Aguilar y todo su maravilloso equipo de mujeres profesionales de la sanidad pública que me han cuidado y me han devuelto a la senda de la vida.
Y a Itxaso, mi valiente y bella compañera de habitación que decidió hacerse una mastectomía como prevención ante los sistemáticos casos de cáncer mortal en su familia. Compartimos juntas en el hospital momentos de dolor, alegría y también buena música para espantar los demonios y crear una atmósfera entrañable dentro del horror que vivíamos en aquel momento...
Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Y hoy así me siento: fuerte, muy agradecida y aún más amante de las cosas bellas que tiene la vida; pero, así mismo, más consciente de mi vulnerabilidad y fragilidad.