Si fuéramos de verdad conscientes del
inmenso valor humano, vital y cultural que se puede encontrar en una
biblioteca, en un museo, en un teatro o en cualquier lugar que
albergue obras de arte o en donde se cree arte, guardaríamos un
respetuoso silencio y lo contemplaríamos como quien se pone delante
de un tesoro. Pero para que esto ocurra hay que tener sensibilidad y
conciencia del lugar en el que se está.
Buenas noches.