En un principio existía en España el
bipartidismo. Luego, se creó la idea de que los dos partidos que
existían eran lo mismo y que había que acabar con el bipartidismo.
Se dijo que lo que había era viejo y que había que dar entrada a lo
nuevo, dando por descontado que lo nuevo era ya bueno. Ingenuamente
pensé que lo que se pretendía era que apareciera un pluripartidismo
y que esta pretensión llevaría aparejada una voluntad de crear
pactos que hicieran gobernable el país. Se rompió el bipartidismo y
aparecieron múltiples partidos, unos más exigentes que otros, unos
con más deseos de pactar que otros. Alguno de los partidos era tan
exigente que, a pesar de tener una minoría que, benévolamente
mirada, podía llegar a la quinta parte de la cámara, exigía que el
país fuera gobernado con sus particulares criterios, pasando por
encima de los del resto de partidos. Era como si prácticamente estos
no existieran. Lo que parecía ser nuevo fue pronto evolucionando
hacia lo viejo y, aunque no llegaba a identificarse con ello, iba
manifestando vicios muy antiguos. Parecía que la inicial guerra
contra el bipartidismo no era para que apareciera el pluripartidismo,
sino para que irrumpiera un monopartidismo protagonizado por ellos.
La exigencia era de tal fuerza que no les importó arriesgarse a que
de nuevo pudieran mandar los que habían generado la situación que
se estaba viviendo. Con independencia de la existencia del resto del
país, que, lamentablemente, pensaba y votaba de manera distinta a
ellos, querían que se gobernara como a ellos les parecía bien. No
les importaba demasiado tampoco que se contradijeran con frecuencia,
que rompieran por su cuenta las negociaciones, que la democracia
sufriera con su actitud y que el posible pacto entre varios fuera con
ellos una misión imposible. Era como si su razón se pudiera y se
tuviera que imponer, por ser suya, por encima de las demás razones.
Así el país ha ido pasando del desgobierno al imposible gobierno.
Un trabajo bien hecho.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
domingo, 10 de abril de 2016
sábado, 9 de abril de 2016
Buenas noches. Lo vulgar / 1
Recuerdo épocas pasadas en las que la
manera de pensar éticamente admitida en ciertos ambientes
concienciados era solo aquella que no sólo favorecía al pueblo,
sino que se parecía a la del pueblo. Había que estar con el pueblo
y por eso expresiones tales como 'tener clase' o 'tener estilo' estaban mal
vistas, porque parecía que denotaban actitudes algo así como
elitistas o excesivamente personales que te alejaban del modelo
bueno, que era el que tenía el pueblo.
Hoy, observando lo que se vive en esta
especie de sociedad pseudohumana que estamos construyendo y tolerando
entre todos, me he dado cuenta de lo erróneo de aquella actitud. Hoy
sé que lo verdaderamente humano es tener una personalidad propia y
bien justificada racionalmente. Y eso se consigue teniendo claro en
la mente y en la acción que este mundo es de todos, que las
igualdades deben ser lo que motive nuestra acción, que no se puede
molestar ni hacer daño a nadie y que nuestra intención en la vida
debe poder ser también la intención de todos y de cada uno. Lo
contrario de todo esto es justamente lo vulgar. Hay que crecer lo más
posible, cada cual tiene que llegar a su tope, pero hay que favorecer
con ello a la sociedad, sin que sea necesario identificarse con ella,
porque eso es caer en la castrante, destructora y mediocre vulgaridad
visible hoy en todas partes.
Buenas noches.
(continuará)
Buenos días. Pereza
La pereza puede que se cuele en tu vida
y se haga residente sin que te des mucha cuenta.
Tenemos que estar
alertas.
No hay nada más envejecedor que la pereza.
Buenos días.
Teatro. Los dramáticos orígenes de las galaxias espirales
No hago crítica teatral, sino que
cuento lo que veo y te recomiendo lo que me parece que tienes que
ver. Hoy he ido a ver Los dramáticos orígenes de las
galaxias espirales, título un tanto críptico y rimbombante
para una comedia estupenda, en la que te puedes reír y sobre la que
puedes pensar, si quieres.
Denise Despeyroux, autora y
directora de la obra, es una prolífica escritora que tiene la virtud
de que todo lo que le sale de su mente lo hace bien. Ha llegado a
tener en cartel cuatro o cinco obras a la vez y todavía tiene un par
de ellas preparadas para su estreno. Uno de sus logros es el de haber
integrado el vídeo en el acto teatral, como si fuera un personaje
más. Lo logra con el beneplácito de los espectadores y una eficacia
escénica que hace que enseguida se acepte el mecanismo. Ya lo
incluyó con éxito en Ternura Negra y ahora lo
mantiene en esta obra con gran resultado.
La autora es filósofa y se le nota. Lo
que ocurre es que es de las filósofas que se explica bien y a la que
se le entiende. En esta obra fundamentalmente te ríes, pero si
quieres pensar, puedes hacerlo. Te puedes dar cuenta, por ejemplo, de
que lo que somos lo somos habitualmente en contra de alguien,
llevándole la contraria a alguien para así afirmarnos como lo que
creemos ser. Incluso hay veces en las que logramos ser en contra de
nosotros mismos. O puedes tomar conciencia, entre risas, de que vamos
evolucionando, de que no somos lo que creemos ser, sino lo que vamos
siendo y que el futuro es algo de lo que no podemos disponer a
nuestro antojo. Pero, en medio de tus posibles reflexiones, te ríes,
disfrutas, el humor de calidad se te pone delante, muy cerca, y te
puede.
El elenco de actores es espléndido.
Ester Bellver hace una Casandra -que no le llamen Marisa- como
si toda su vida hubiera sido así. No es un papel de relumbrón, pero
las grandes actrices brillan en estos papeles en los que no tienen
por qué brillar. Juan Caecero hace un Oliver muy completo,
dando muestras en todo momento de su poderío escénico. Cecilia
Freire tiene el papel más complejo y da gusto ver cómo lo
domina, con qué naturalidad es capaz de desdoblarse y cómo resuelve
las múltiples situaciones a la que sus papeles le invitan. Ascen
López hace una madre muy peculiar, a medio camino entre antigua
y moderna, y borda su papel, siempre metida en su personaje y
facilitando con gracia alguna que otra sorpresa. Pepe Viyuela
hace de actor invitado con la calidad que siempre muestra.
La obra es una gozada, de las que te
seducen y te hacen olvidar por un rato de dónde vienes y a dónde
vas. Sus representaciones terminan mañana domingo y parece ser que
no se las van a prorrogar. Es una pena incomprensible, porque la obra
da para mucho tiempo en cartel y para muchos buenos ratos en la sala.
Yo sólo te puedo decir que intentes verla, si puedes. Está en la
Sala de la Princesa, en los bajos del María Guerrero,
en Madrid.
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viernes, 8 de abril de 2016
Los viernes, etimologías. 106. Animales domésticos II
GATO
Gato
no es un término común a las lenguas indoeuropeas. El gato no era
conocido en la Antigüedad, entró en el Imperio Romano final, hacia
el año 400. Su domesticación era reciente y desde Egipto se
difundió por el Mediterráneo. El origen del latín cattus
es incierto, se supone que es una palabra de origen nubio. Como en
tantos casos, el nombre viajó con el animal; como el whisky. Y a
partir de cattus
toman su término todas las lenguas germánicas, inglés cat,
las lenguas romances, y el esperanto kato.
BUEY,
TORO,
VACA
Este
animal está muy presente en todas, o muchas, lenguas indoeuropeas.
Buey
era el animal manso, normalmente castrado, y toro
el animal salvaje, y ambos eran epicenos, o sea que designaban tanto
al macho como a la hembra, como para nosotros hoy lo son la rana, el
gorrión o el mosquito. Solo posteriormente apareció la palabra
vaca,
que tiene coincidencias en muy pocas lenguas indoeuropeas. Buey
es en latín bos-bovis,
griego βοῦs,
sánscrito gáuh,
lituano guovs,
irlandés bo.
Del latín derivan nuestros bovino,
boyero
y del griego, por vía culta, bucólico,
bulimia,
hecatombe
(cien bueyes), boato
y Bósforo.
Toro
es en latín taurus,
griego ταῦpoς,
lituano tauras,
eslavo turu.
Tauromaquia
deriva del griego, taurino
del latín y torero
en castellano; son como distintas suertes de la misma faena. Vaca
parece que se desarrolló tardíamente en ámbitos rurales, en
principio para designar a la cría o animal joven que da vagidos. En
griego no aparece. De vaca
deriva vacuna,
porque las primera vacunas se experimentaron con este animal, cuando
se observó que las mujeres que se dedicaban a ordeñar estaban
inmunizadas contra la viruela. Bustrófedon,
de βοῦs
y στροφή,
giro, es una forma de escritura, por ejemplo en griego antiguo, que
utilizaba alternativamente la dirección de izquierda a derecha y de
derecha a izquierda, como el giro de un buey arando.
Güey,
de tremendo uso en México, deriva de buey,
y puede ser un insulto o, dicho en confianza, un tratamiento
cariñoso. Esto es normal con muchas otras palabras en nuestro
entorno, que no voy a reproducir.
CERDO
En
nuestra lengua tiene muchos sinónimos, porque puerco,
cochino,
marrano
se volvían malsonantes, de mal tono, con frecuencia, y eran
sustituidos por eufemismos. En Castilla pueden llamar lechón
a toda la especie, incluso a los adultos, o en Aragón tocino,
en América chancho
(derivado de sancho
o santo).
Cerdo
es un eufemismo reciente, del siglo XVIII, proviene de la expresión
"ganado de cerda",
aludiendo a su pelo grueso. Se ha postulado como origen el euskera
zerri,
pero es más probable que sea al revés, según Michelena, que el
término euskera sea un préstamo del navarro o aragonés.
Ese
proceso de sustitución hace difícil detectar la palabra común
indoeuropea. Hay una raíz común en latín porcus,
de donde el castellano puerco,
griego πόρκος,
inglés pork,
ruso porosya,
avéstico purs.
De aquí deriva pocilga.
Pero hay otra raíz, la del latín sus,
griego σῦs,
inglés swine.
Parece otro sinónimo antiguo que no pasa, casi, al castellano.
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