El no siempre bien valorado alcalde de
Alcorcón, junto con su corifeo de concejales del PP, en su afán por
que los ciudadanos aprendan a bajar la cabeza y a doblar el espinazo,
que eso curte mucho el ánimo, ha decidido desde hace años no talar
los árboles de la ciudad. Así que vas por algunas aceras y los
árboles tienen ramas tan cuajadas de hojas y con tanto peso, que
llegan a la altura de la cabeza, convirtiéndose en una amenaza para
tu permanente. O bajas la cabeza, como si estuvieras adorando a algún
santísimo o reconociendo tu inferioridad, o las hojas y las ramas te
deshacen el peinado que con tanto mimo has conseguido esculpir.
Espero que no vuelvas a votar a estos recortadores de todo, menos de
las ramas de los árboles, porque si lo haces, en un par de años
tendremos que ir andando por la ciudad de rodillas.