La elegancia nos
hace relativizar todo lo que ocurre.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
jueves, 17 de octubre de 2013
miércoles, 16 de octubre de 2013
Buenos días. Privilegios
Mira la cantidad de amigos, de amigas y
de buena gente que la vida te ha puesto delante y alégrate, porque
ese es tu privilegio. Tú deberías ser también el privilegio de
muchas personas. Buenos días.
Buenas noches. Recuerdos
Hacer la cama es un coñazo enorme:
vueltas y vueltas sobre el mismo lugar con el único objetivo de que
no queden arrugas. Es absurdo, pero cuando hay que hacerlo, lo hago.
Poner el lavaplatos es una especie de pequeño puzzle, en el que se
unen el diseño y la justicia distributiva y en el que hay que tener
un cuidado muy especial con los cuchillos, que son una seria amenaza
para las manos. Hacerlo después de comer le añade bastante incordio
al asunto. Al terminar de ponerlo hoy, he vuelto la mirada hacia la
encimera vacía y no sé por qué me he acordado de mi abuela.
Cuando yo era chico (en mi casa éramos
chicos; en otros lugares los niños eran pequeños), a veces me
quedaba a comer en casa de mi abuela. No había lavaplatos, claro, y
todo se lavaba a mano. Al final, entre mi abuela, una asistenta que
siempre estaba por allí y alguna de mis tías, aquello quedaba como
los chorros del oro (no como lo dejo yo). Como siempre he sido muy
observador, veía esta faena -que aquellas mujeres, sin la menor
conciencia feminista, creían que era su labor natural- como el final
del ciclo de la mañana, que había empezado con la compra, el hacer
la comida, la paulatina llegada de los familiares y el ir y venir de
todos.
Después de comer empezaba otro ciclo.
Salvo mi abuelo, que se echaba solo un rato y se iba pronto, allí no
recuerdo que durmiera la siesta nadie. Enseguida comenzaba el plan de
por la tarde, que consistía en arreglar cajones o armarios, coser
calcetines, desgranar guisantes, regar las plantas o hacer alguna
labor no habitual. Yo, cuando no me encargaban el asunto de los
guisantes, me dedicaba a leer el periódico, a ver qué había hecho
De Gaulle aquél día. Recuerdo que me explotaban un poco, porque a
veces me llevaban a una mercería que tenía mi abuelo (allí le
decían un 'refino') y, con 4 o 5 años -yo ya sabía leer a
esa edad-, me ponían a leer el Diario de Cádiz, un periódico en
formato sábana, de más de 60 cm. de alto, que me tapaba casi
entero. Otros días me llevaban a despachar a un estanco, tras un
mostrador al que casi no llegaba.
El caso es que, quizás porque no había
televisión o porque la vida se veía de otra manera, había cosas
que hacer durante todo el día, lo cual era una paliza, sobre todo,
para las mujeres, pues los hombres, después de trabajar se iban al
bar, al casino o a pasear por ahí. Aquellos días eran largos para
mí, pero intensos, llenos de actividad y de vida. Lo que no sé es
por qué me he acordado de esto hoy después de poner el lavaplatos.
Te sugiero que te acuerdes también de
algo agradable hoy antes de dormir, para que una sonrisa se te
instale en la mente y te abandones a la suave reparación del sueño.
Buenas noches.
martes, 15 de octubre de 2013
El calendario de Bautista. 15/10/2013. Sara Kofman
Buenos días. Buscar
Deberíamos buscar lo bueno, lo bello,
lo interesante, lo agradable, lo sorprendente, lo admirable, lo bien
hecho, lo digno de contarse, lo no habitual, lo sublime. Pero
deberíamos buscar y encontrar todo esto en lo cotidiano. Buenos días.
lunes, 14 de octubre de 2013
Buenas noches. Sensibilidad
Me parece ver en la sociedad un grave
problema de sensibilidad. Sin sensibilidad, esto es, sin ser capaces
de ver lo que miramos, sin poder captar lo que está pasando, nunca
habrá posibilidad de defendernos ni de cambiar este mundo a mejor.
La sensibilidad se puede adormecer y se
puede despertar. Se adormece con el hábito de pasar el tiempo con
divertimentos. El bar, la televisión, el fútbol son, en el fondo,
evasiones que nos apartan de los verdaderos problemas por los que
pasamos. Por eso tienen tanto éxito, aunque hagan tanto daño.
Cuando las situaciones laborales y sociales son duras, se comprende
que uno tenga que evadirse un rato y descansar. Pero si este descanso
se hace sólo con medios adormecedores, el precio que pagamos es muy
alto, demasiado alto. Si pasan unos días y no eres capaz de
asustarte con lo que está pasando, es posible que el adormecimiento
se haya apoderado ya de ti. Entonces, deberías reaccionar.
¿Y cómo despertar la sensibilidad?
Pues esto exige una postura activa, muy distinta de la sentarse
pasivamente a ver la televisión. Se trata de buscar información
fiable -que la hay- en medios escritos o en radios y no fiarse nunca
de lo que aparece en los telediarios. Se trata también de leer, de
fomentar la curiosidad por todo lo que pueda aclararnos lo que
significa ser persona, por los derechos humanos, por los problemas de
los ciudadanos. Hablando con gente interesante se aprende mucho, pero
hay que salir a buscarla. Gente buena hay en cualquier sitio.
Internet puede ser también un buen lugar para encontrarla. Poner en
duda lo que uno sabe y lo que uno cree nos mantiene también abiertos
al aprendizaje de lo nuevo. Nunca hay que conformarse con lo que se
sabe, porque, por mucho que sea, siempre será poco y siempre
revisable.
Si lográsemos un mayor grado de
sensibilidad, si nada de lo humano nos fuera ajeno, quizás los
poderosos y los ricos se llevarían alguna sorpresa. Buenas noches.
Buenos días. Hablar
Hay dos grupos de personas. Uno, el de
las que hablan de lo que pasa en el mundo. Otro, el de las que sólo
hablan de sí mismas. Estas últimas son insoportables. Buenos días.
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