Si en este mundo no hubiera la
posibilidad de refugiarse en el calor de un abrazo, en la cercanía
de un beso, en la intimidad de una mirada, en la calidez de una
sonrisa, en la suavidad de unas manos, en el apoyo de un hombro, en
el relajante contacto de una caricia, en el susurro de unas palabras,
en el sosiego del cariño, en la esperanza de la compañía o en la
grandeza de un te quiero, si nada de esto fuera posible, mejor sería
no mirar la vida ni vivirla. Es tal el grado de degeneración al que
estamos llegando que sin el recurso de la solidaridad material, pero
también amistosa, afectiva y humana es muy difícil la
supervivencia.
Te digo esto no para que busques tu
consuelo en donde creas que lo vas a encontrar, sino para que te
pongas tú a consolar a quien veas que lo necesita.
Te lo digo también porque las redes
sociales están llenas de personas que esperan algo de ti.
Buenas noches.