viernes, 12 de abril de 2013

¿Quién soy yo?




Me miré en el espejo. ¿Quién soy yo?, me pregunté.

Descorrí un poco el visillo y miré por la ventana. Había mucha gente, mucha. Hombres, mujeres, altos, bajos, blancos, negros, amarillos, pobres, ricos, guapos, feos, atractivos y repelentes. Más allá de la calle estaba la ciudad. Al fondo, la montaña y otra montaña y el campo verde y el horizonte y, aunque ya no se veía, más allá del horizonte había otra montaña y otra ciudad y otras calles y más gente, mucha gente, una cantidad enorme de gente. Más allá estaba el cielo. Se veían algunas estrellas. También se veía la Luna. Por allí deberían de estar los planetas, las constelaciones, las galaxias, la hipotética infinitud del universo, aquello desconocido pero con aspecto de ser inmenso, inmensamente inmenso. ¿Quién soy yo en medio de todo esto?

Miré el cristal de la ventana y me vi a mí mismo levemente reflejado en él. Más allá, la gente. ¿qué hago yo con la gente? ¿Qué es la gente para mí? ¿Son iguales que yo o no lo son? ¿Me son indiferentes o no? ¿Por qué unos son felices y otros, no? ¿Por qué unos tienen y otros, no? ¿Qué significa todos? ¿En qué recóndito lugar de mi interior han echado el ancla cosas tales como el amor, la generosidad, el respeto o la igualdad? ¿Por qué es mejor amar que no amar? ¿Por qué hay cosas que debo hacer y otras que no debo hacer? ¿Por qué me hago yo estas preguntas? ¿Qué soy yo? ¿Quién soy yo?

Corrí el visillo. Abrí la puerta y me fui a la calle. Tenía ganas de vivir.

Músicas de Mar. María Gadú



Amor 117





Si amas, dilo y hazlo.

Casa L: Buenas noches. Vientos

Casa L: Buenas noches. Vientos: Vientos que arrastran las hojas. Vientos que llevan semillas. Vientos que traen ilusiones. Vientos que alejan fantasmas. Vi...

Buenos días. Encerrado en una idea




Hubo una vez un hombre que se quedó encerrado en una idea. Todos querían que saliera de ella para que pudiera vivir con libertad, pero no había manera de conseguirlo. Trajeron a psicólogos, psiquiatras, curas, médicos, cerrajeros, filósofos, publicistas, políticos, charlatanes, payasos, prostitutas, futbolistas y policías antidisturbios, pero ninguno consiguió nada más que perder el tiempo. Lo llevaron a Lourdes, a programas de televisión, a congresos de metafísica, a ver al papa nuevo, a escuchar monólogos, a escraches, a manifestaciones varias, al Congreso de los Diputados, a cuarteles y a cárceles, pero no había manera de que saliera de la idea en la que se había encerrado.

Un día, nadie sabe por qué, quizás porque pasaron junto a él dos niños y, pese a que él hizo esfuerzos por llamarles la atención, no le hicieron ningún caso, le dio por aflojar su orgullo y salir de la idea en la que había vivido enjaulado tanto tiempo. Ahora malvive confundido y se niega a pensar en nada. Buenos días.

El calendario de Bautista. 12/ 4/ 2013. Montserrat Caballé




Tal día como hoy de 1933 nació Montserrat Caballé. Tienes más información aquí.       





jueves, 11 de abril de 2013

Buenas noches. Vientos




Vientos que arrastran las hojas. Vientos que llevan semillas. Vientos que traen ilusiones. Vientos que alejan fantasmas. Vientos que acercan sonidos. Vientos que eliminan miedos. Vientos que destapan sorpresas. Vientos que mueven la vida. Vientos que hacen volar a personas. Vientos que mecen cariños. Vientos que terminan en besos. Vientos que están ahí fuera, mientras aquí dentro yo me reconforto con mis recuerdos, con mis vivencias, con mis amores, conmigo. Vientos que salen de mi boca después de inspirar dulcemente el aire de la vida que oxigena mi cuerpo y lo relaja y lo duerme. Buenas noches.

Amor 116




No tengo ninguna razón para amarte.

El Gran Teatro del Mundo, de Calderón/Carlos Saura




Uno va al teatro a contemplar -etimológicamente, 'teatro' significa 'lugar de la contemplación'- una parte de la vida, expuesta de la manera en que el autor y el director de la obra de teatro quieren expresarla. Hay obras que se centran más en el texto y se tiene en ellas la oportunidad de pensar con detenimiento sobre cosas que pasan en el mundo. Otras resaltan más los aspectos divertidos de la vida. Otras se detienen en los valores estéticos -principalmente, en la belleza-, que de manera más o menos evidente ofrece la realidad. Y hay obras que tienen un poco de todo: motivos para pensar, para reír, para gozar y, especialmente, para sentir que es posible la creación artística y que la contemplación del arte es una de las formas humanas más reconfortantes de las que podemos disponer. Una de estas últimas es El gran teatro del mundo, el auto sacramental de Calderón de la Barca, versionado y dirigido por Carlos Saura, quien ha intentado y, a mi juicio, ha conseguido acercar al siglo XXI los elementos más asumibles hoy de la obra escrita en el siglo XVII, a los que ha añadido su particular interpretación de lo que el autor barroco dijo.

Después de ver la obra, que se representa en las Naves del Español, del Matadero, en Madrid, uno se queda con la impresión de que todo en ella está bien hecho. Los actores, en papeles dobles, puesto que actúan como personajes y, a la vez, como personajes que ensayan una obra, están perfectos. Teniendo en cuenta que la mayor parte del texto está en verso, esto dice mucho y bien de ellos. Una de las características de los autos sacramentales es el carácter alegórico de los personajes. Esta figura consiste en que un concepto general, como, por ejemplo, el de la justicia, es representado en ellos por un personaje que, por su atuendo o por su manera de ser, simboliza y recuerda las características de ese concepto. Para que este recurso funcione, tiene que existir una conexión profunda entre el actor o la actriz y su vestuario. Si se repasan cada uno de los personajes de la obra que comentamos, observamos el cuidado, el detalle y la elegancia con los que han diseñados, de forma que pueden ser reconocidos con facilidad y con gusto por un espectador actual. Los tipos de la Discreción, la Hermosura, el Mundo, el Pobre o el propio Calderón, por no decir que los de todos los personajes de la obra, están construidos con una sencillez clara y, a la vez, con un poder simbólico evidente.

En cada momento de la obra se observa la presencia de la mente poderosa de Carlos Saura. En mi opinión, Saura es un señor que ha logrado perfectamente la madurez de un ser humano, es decir, ha logrado conquistar, con los años, su juventud. Lleva dentro un niño, que ha ido educando poco a poco y que saca a pasear de vez en cuando, sobre todo cuando tiene que trabajar y crear arte, sea éste del tipo que sea. Da la impresión de que tiene claro que vivir es crear y que, si alguna vez no lo es, entonces la vida se vuelve aburrida y no merece la pena contarla. Sabido es, sin embargo, que a los viejos de mente, sean cuales sean los años que tengan, no les gustan los niños de mucha edad, pero este es otro asunto de difícil solución.

Todo en esta obra de Calderón/Saura, cada escena de la representación, es sorpresa, provocación, luz, belleza, invitación al disfrute, respeto crítico por lo bueno existente, espectacularidad, agilidad, calidad y variedad -en la obra hay personajes que hablan, pero también efectos especiales, luces, vídeos espectaculares, contraluces, música clásica, una saeta, la voz de Mercedes Sosa... Todo es sencillo, pero sorprendente. Todo parece estar bien hecho. Todo aparece bajo el prisma de Carlos Saura, lo cual puede ser un aliciente para unos y una garantía de fracaso ya previsto para los menos dados a las novedades. En este caso, ellos se lo pierden.

Tengo la sospecha de que todavía hay muchas personas que no acuden al Matadero porque creen que está demasiado lejos y que para ir, hay que hacer un viaje poco menos que de media distancia. No es así. Es un lugar muy bien comunicado y que ofrece alicientes suficientes como para pasar en él toda una tarde. Por eso creo que no debería ser éste un impedimento para acudir a ver esta obra que tiene la suficiente fuerza como para hacer olvidar al espectador lo que traía en la cabeza cuando entró en el teatro. El gran teatro del mundo, de Saura, tiene el poder de secuestrar la mente del espectador durante una hora y media escasa y de convertir al teatro, no sólo en un lugar de contemplación, sino, sobre todo, en un buen rato de disfrute.

Buenos días. El valor de la vida




Tu vida puede valer lo que tú quieras que valga. Las circunstancias de cada cual serán luego las responsables de la diferencia entre el querer y el poder, pero que tú quieras que valga es indispensable para que valga. Si quieres que tu vida valga, tienes que buscar cómo hacerla valiosa. Tienes que plantearte si es el tener o es una forma de ser lo que le da valor. Tienes que ver si es el yo o es el nosotros lo que la engrandece. Tienes que sopesar si reproducir los modelos existentes o crear el tuyo propio es lo que la hace crecer. Tienes que descubrir si tu vida sube cuando te miras tú o cuando miras a los demás. Tienes que asumir si tu vida se hace grande cuando se mantiene en lo bueno o cuando descubre lo mejor y cambia. Si quieres que tu vida sea valiosa, tienes que tener alguna respuesta a todo esto. Buenos días.