martes, 27 de noviembre de 2012

Jaume D'Urgell: mejor, no.




El ciudadano llamado Jaume D'Urgell se autodefine en su muro de Facebook así:

“Enamorado, crítico, libre y de buenas costumbres. Empatizo con quienes padecen los efectos de la codicia, la ignorancia y la arbitrariedad. Soy socialista y activista LGBT. Defiendo la democracia y los demás Derechos Humanos.”

El señor d'Urgell puso ayer en su muro el siguiente comentario:

¡No al cierre del hospital de LA PRINCESA!
A quien hay que encerrar es al yerno del rey.

A una amiga, creo que con toda la razón, le pareció un comentario un tanto demagógico y lo justificaba diciendo que nuestro papel como ciudadanos es el de pedir justicia, no cárcel para nadie antes de ser juzgado. Así lo puso en el muro del Sr. d'Urgell, como comentario. Otra amiga común la felicitó por su sentido de la justicia y lo mismo hubiese hecho yo, si hubiese leído entonces el hilo de la conversación.

Me parece que uno de los vicios ajenos a la democracia, pero que están asentándose lamentablemente en nuestra sociedad, es el de juzgar a cualquier imputado desde fuera del juzgado, en los medios de comunicación, en los bares y en las mentes de cualquiera. Aquí parece que todos hemos hecho la carrera judicial, que las pruebas y los procedimientos no tienen ninguna importancia y que nuestro juicio es el que vale, por encima del de cualquier profesional de la toga.

Mi amiga, consciente de esta anomalía que mina nuestra democracia, hizo su comentario, respetuoso, equilibrado y nada fuera de lugar. Sorprendentemente, el señor D'Urgell reaccionó suprimiéndolo de su muro, así como el de la otra amiga que lo apoyaba. Otra amiga más reaccionó protestando por esa supresión, pero su comentario fue igualmente suprimido por el señor D'Urgell.

Fue entonces cuando me enteré yo del asunto y puse otro comentario. Le decía al señor D'Urgell que cómo considerándose crítico y libre, no admitía que los demás fueran también críticos y libres, puesto que cuando tenían ocasión de hacerlo, borraba de su muro las críticas.

Mi comentario duró unas horas. Hoy ya había sido suprimido igualmente por el intolerante señor D'Urgell.

A mí el señor D'Urgell no me preocupa absolutamente nada. Gente como él hay, lamentablemente, mucha en nuestro país. Hoy, sin ir más lejos, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha ordenado quitar los carteles que anuncian las protestas y las reivindicaciones del personal sanitario de la marea blanca, como si además de gestores del asunto fueran los dueños de las paredes de los edificios. Formalmente es la misma maniobra que la del señor D'Urgell, la misma intolerancia, la misma imposición de criterios, el mismo tufo antiguo, la misma seguridad en unas ideas discutibles, pero que no quiere discutir, el mismo vicio ajeno a la democracia.

Me preocupa, en cambio, el mal trance por el que han pasado mis amigas, porque a nadie le gusta que le impidan la comunicación y el diálogo de esa manera tan poco democrática y tan poco civilizada, pero sé de su inteligencia y de su bien asentada humanidad y confío en que sabrán darle al suceso la importancia que tiene, o sea, ninguna.

Realmente me preocupa más otra cosa. Este señor D'Urgell se declara socialista, pero no actúa como tal. Quizás su párvula formación le impida ver el daño que le hace con estos actos a los socialistas y al socialismo. No quisiera que nadie confundiera a un socialista con alguien que no tolera la crítica, ni el diálogo, que va por ahí condenando a quien se le antoje, que suprime de un teclazo las opiniones con las que no está de acuerdo, que no da explicaciones de sus hechos y que, encima, va pregonando ideas que él mismo cataloga, sin saber lo que hace, de socialistas.

Te ruego, lector o lectora de este texto, que, si quieres conocer lo que es socialismo, la democracia, la justicia y la humanidad, no lo hagas a través de lo que dice o hace el señor D'Urgell. Es mejor que te busques otras fuentes más fiables y en las que se pueda respirar un oxígeno más reconfortante.

Buenos días. Alegría




La alegría es uno de los bienes más apetecible por todos, pero no busques la alegría, porque no la vas a encontrar. La alegría es la consecuencia de la felicidad, pero no busques la felicidad, porque tampoco la vas a encontrar. La alegría y la felicidad sólo aparecen cuando actúas bien, como el ser humano que eres. La fórmula es tan sencilla como difícil de poner en práctica. No creo que haya otra.

El calendario de Bautista. 27/11/2012. Horacio




Tal día como hoy del año 8 a.C. murió el poeta Horacio. Tienes más información aquí.

El carpe diem y algunas otras ideas de Horacio, aquí.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Lo que se ve. Tiempo




Quizás lo más importante de internet, del grupo de amigos y de amigas que se relacionan por internet, sea el tiempo que consciente y voluntariamente se regalan. No me refiero al tiempo que se pueda perder en internet, sino a ese otro tiempo, ese que es, en el fondo, la propia vida, que se emplea en estar con el otro, en interesarse por cómo está, en distraerlo, en intentar concienciarle, en consolarlo, en provocarle alguna sonrisa. A veces estas personas nunca se han visto, nunca se han dado un beso ni un abrazo, no conocen el tono de sus voces ni el color real de sus ojos. Es posible que se idealicen y que se inventen una imagen del otro algo irreal, pero lo cierto es que dan de sí lo mejor que tienen, que el regalo que hacen de su tiempo y de su vida es desinteresado y que, aunque no siempre se lo digan, se quieren.

El calendario de Bautista. 26/11/2012. Saussure




Tal día como hoy de 1939 nació Ferdinand de Saussure. Tienes más información aquí.



No todas las violencias son iguales




Cuando un científico quiere saber lo que ocurre con un fenómeno, lo primero que hace es identificarlo bien, diferenciándolo de todo aquello con lo que pudiera confundirse. Después, intenta analizarlo, es decir, separar los elementos que lo integran, para ver así la influencia que, cada uno de ellos y las relaciones que establecen entre sí, tienen en el fenómeno. Luego, una vez vista la estructura que tiene aquello que se estudia, se trata de averiguar sus causas, las razones que explican por qué aparece ese fenómeno. Por fin, el conocimiento se centra en ver las consecuencias que tal fenómeno pueda tener en el contexto en el que se da. Seguir fielmente este proceso es intentar conocer bien la realidad.

Insisto en la importancia que en el conocimiento tiene el análisis de la realidad, la identificación clara de aquello que se estudia y de los elementos de todo tipo que lo constituyen. Lo contrario, esto es, no profundizar en lo que verdaderamente es algo y, aún peor, meterlo en un mismo saco con fenómenos aparentemente similares, pero que en el fondo no tienen nada que ver con él, es la mejor manera de no enterarse de nada y de cometer errores de consecuencias imprevisibles.

Digo esto porque he leído últimamente comentarios bastante cargados de emotividad, pero ausentes de razonamiento, que defienden que no se hable de violencia de género y sí, en cambio, que se generalice la situación considerando un cajón de sastre en el que entren todas las violencias.

Esto es justamente lo que quieren los machistas: que los ciudadanos no se enteren de cómo funciona la violencia de género -el machismo, si se quiere- para que así, sin saber nada, sin enterarse de en dónde están metidas, las víctimas sigan siendo víctimas y los maltratadores sigan siendo maltratadores. Supongo que a nadie le gustaría que los médicos tratasen igual todas las toses, todos los dolores o todas las enfermedades de los ojos, por ejemplo. Sin embargo, parece que hay quien no tiene inconveniente, no sólo en hablar de “la” violencia, sino en impedir que se analice cada uno de sus tipos.

Me parece que esta actitud generalizadora, simplificadora, es de un peligro extremo, porque supone una predisposición a no enterarse realmente de nada de lo que ocurre. Creer que la violencia de género -que es únicamente la que ejercen los hombres sobre las mujeres, en virtud de su interés en creer que son superiores a ellas- es lo mismo que la violencia que esporádicamente pueda ejercer una mujer contra un hombre es no enterarse de nada de lo que pasa, no entender lo que mueve a los machistas a practicar la violencia de género y exponerse a ser víctima del machismo que impregna lamentablemente tantas mentes y tantas estructuras sociales.

Deberíamos cuidar bastante la manera que tenemos de acercarnos a conocer la realidad. Estamos sometidos a un gobierno muy ideologizado, muy poco culto y con muy poco conocimiento de lo que pueda ser un humanismo, que lo que pretende es que los ciudadanos no sepan nada de nada, para así poder manejarlos mejor y que traguen sus mentiras, sus engaños y sus atentados. Lo quiere porque lo que busca es cambiar el tipo de sociedad en la que vivimos, reformar sus estructuras y hacerlas más favorables para sus intereses económicos, que es lo que en el fondo le preocupa. Y para evitar las críticas, para adormecer las conciencias y para neutralizar cualquier posible protesta, pretende que no pensemos, que no nos enteremos de lo que ocurre y que sigamos adelante como obedientes súbditos que no ofrecen resistencia a sus manejos.

Y estos gobernantes que nos han tocado en desgracia son, entre otras cosas, machistas, como han demostrado en tantas ocasiones. También son intoletantes, homófobos, intransigentes, retrógrados y muchas cosas más. Y por eso quitan todos estos temas de las asignaturas con las que los jóvenes podrían tomar conciencia de la situación en la que están y de las libertades que les quitan.

Hacerles el juego renunciando a conocer de verdad lo que pasa me parece realmente suicida.  

Buenos días. Futuro



Intenta que las imaginaciones sobre tu futuro no amarguen la gozosa realidad de tu presente.

El calendario de Bautista. 26/11/2012. Ionesco




Tal día como hoy de 1912, hace, pues 100 años, nació el escritor rumano, afincado en París,  Eugène Ionesco. Tienes más información aquí.



domingo, 25 de noviembre de 2012

Lo que se ve. El dinero y la conciencia




Hay dos grandes poderes en el mundo: el dinero y la conciencia. La conciencia puede dominar el dinero, puede comprarlo y venderlo e, incluso, prescindir de él. El dinero, en cambio, no siempre puede dominar la conciencia, aunque muchas veces lo consigue. Ciertamente, la lucha más eficaz contra el poder del dinero, contra los estragos del dinero, contra las injusticias del dinero, contra las desigualdades del dinero, contra la crueldad del dinero sólo se da a través de la conciencia. Por eso es más difícil tener conciencia que tener dinero.

No a la violencia de género, desde el primer día


La violencia de género es aquélla que un hombre ejerce contra una mujer, pero basándose en la supuesta superioridad de los hombres sobre las mujeres.

Se llama 'de género' porque hay hombres -los machistas- que creen que en la sociedad hay dos tipos de papeles, de funciones que ejercer. Un tipo es el que corresponde a los hombres: el mando, la decisión, la fuerza, la libertad, las labores que consideran importantes, etc. Todas ellas corresponden al género masculino, el que deben practicar en la sociedad los hombres. El otro, el género femenino, es el que se le atribuye a las mujeres. Sus funciones propias, siempre según los machistas, son la obediencia, la dulzura, la compresión, las labores del hogar, el sacrificio, etc.

El machista piensa que el género masculino es superior al femenino porque, en realidad, el hombre es superior a la mujer y debe ejercer en la sociedad las funciones que cree importantes. Cuando la mujer no encaja en este esquema machista, no cumple las expectativas que se esperan de ella, no sirve al hombre, se rebela o se sale de las funciones de su género, el machista suele reaccionar violentamente obligándole a volver a su papel o, en el peor de los casos, haciéndola desaparecer.

Aparte de la necesaria denuncia de todos estos casos y de lo injustificable de estos comportamientos selváticos, quiero insistir en un aspecto que me parece muy importante para prevenir casos futuros: el de la educación.

Desde pequeños hay que inculcarle a los niños y a las niñas el principio de igualdad: todos somos diferentes (cada cual tiene su sexo, sus gustos, su color de ojos y de piel, su estatura y su silueta), pero todos somos iguales, todos tenemos los mismos derechos y todos debemos ser respetados y tratados como personas.

Piensa, por ejemplo, en los colores con los que se visten a los niños y a las niñas, en los juguetes que se le regalan a unos y a otros, en las tareas que se le dan en casa, en las diferencias de trato que reciben. Todas estas cosas colaboran a crear los géneros, a que ellos crean que por ser hombres deben/pueden hacer unas cosas y que, en cambio, las otras, por ser mujeres, no pueden/deben hacer otras.

Educar en la igualdad es difícil, pero absolutamente necesario si queremos huir de la epidemia de machismo que invade la sociedad. Y esto empieza, como toda la educación, en casa, sigue en la escuela (¡ay, dolor!, no sé cómo, con este Wert y la banda de bárbaros que le rodea) y continúa a lo largo de toda la vida.

De manera que 'No a la violencia de género', pero desde el primer día.