martes, 3 de enero de 2012

La situación de la mujer ¿en Libia?

Este post fue publicado en este blog el 21-9-2011, pero me parece interesante volver a leerlo ahora.


Totografía tomada de El País


El lunes 19 de septiembre de 2011, el diario El País publicó un texto firmado por Francisco Peregil tuitulado La revolución pendiente de Libia. Puedes consultarlo aquí. Yo quiero entresacar algunas frases citadas en él porque dan una visión espeluznante de lo que significa ser mujer en ese país, pero también del peligro que tienen los regímenes que usan la censura y los recortes de derechos en cualquier parte del mundo.
Estas son frases de mujeres libias hablando de lo que están viviendo ahora mismo.
“Respeto. Esa es la palabra que más se oye estos días en la boca de muchas mujeres libias.”
La sonrisa es la mayor muestra que puede dar una persona de que tiene ganas de vivir, pero…
"Mi problema es que sonrío mucho y los hombres pueden pensar que quiero algo con ellos", comenta Ibtihal el Mgeri, de 21 años. "Tengo que esforzarme siempre en mantenerme seria para que no se malinterpreten mis intenciones".
"No te preocupes, tú hazte la seria ahora y cuando te cases ya podrás reírte todo lo que quieras".
Si no se cumplen los derechos humanos, no puedes ser persona.
"Las mujeres aquí no teníamos derechos. Toda la gente hablaba por nosotras, pero no podíamos decidir. A mí me echaron de la universidad donde estudiaba Turismo porque dije que Trípoli era una ciudad que debería cuidar mejor su patrimonio y limpiar sus calles".
La vida de una persona a la que le quitan sus derechos es asfixiante.
"Tengo una amiga que cuando ya no puede más en su casa se monta en cualquier taxi y pide que le den una vuelta por la ciudad. Simplemente, para respirar"
El machismo empapa la vida concreta de todos. Pero el machismo discrimina a las mujeres y les hace sufrir un trato desigual al que reciben los hombres. En sí mismo, el machismo es injusto.
"Aquí a la mujer se la empieza a respetar cuando tiene un hijo, no una hija. Cuando vine de Canadá a los 16 años mi madre me decía que saliera a la calle con mi hermano de cinco años. Y yo me reía, porque él no iba a impedir que nadie me violase. Pero cuando la gente empezó a llamar a casa diciendo que me habían visto en el coche por la ciudad, mis padres les callaban la boca diciéndoles: 'iba con el hermano".
El machismo genera violencia de varios tipos. En un clima de violencia es muy difícil tomar conciencia de lo que se está viviendo. Una mujer con miedo y sin educación asume fácilmente el machismo como lo natural. Despertarla, hacer que critique su vida y que tome conciencia de lo que están haciendo con ella resulta muy difícil.
"En Libia, una de cada tres mujeres, según la ONU, ha sido golpeada o violada o se ha abusado de ellas. Y muchas no saben siquiera que eso está mal. Si vas a contarle a otra mujer que tu marido te ha pegado te dirá que es por tu culpa.
El futuro no parece muy halagüeño para estas mujeres.
“Gadafi puso a los hombres en una situación degradante y ellos, para sentirse superiores, degradaban aún más a la mujer. Mi madre me enseñaba fotos de ella, cuando vivía el rey, en las que iba con falda por las rodillas en Trípoli y en la calle nadie te decía nada. Gadafi trajo la cultura del irrespeto.”
“Me temo que el presidente Abdel Yalil tiene miedo de los radicales religiosos. Y ellos no quieren a las mujeres. Pretenden que sigamos haciendo las mismas labores de siempre: enseñar en las escuelas y cuidar a los pobres, que es lo que hago yo.”
La religión se pone siempre del lado del hombre. Las religiones, en general, siempre actúan así. En cualquier momento sacan a la luz sus actitudes retrógradas y hacen que las mujeres pasen por el aro de lo que dicen los clérigos, todos hombres, todos machistas. Dice el periodista con un toque de trágico realismo:
“En el mismo discurso público donde el presidente prometió un país con ministras y embajadoras, Mustafá Abdel Yalil anunció que la base jurídica del país iba a ser la sharía, o ley islámica. En principio, la implantación de este código basado en el Corán, implica para las mujeres la prohibición de actos como fumar o viajar sin la compañía de un hombre en distancias largas. A excepción de Farida y Nahla, todas las mujeres consultadas en este artículo se mostraron a favor de la sharía.”


The Horrors

lunes, 2 de enero de 2012

Sólo existe la vida




El tiempo no existe. El espacio, tampoco. Sólo existe la vida. El tiempo y el espacio son únicamente las maneras que tenemos nosotros de situarnos en la vida, midiendo el cuándo y el donde para poder situarnos y situar lo que pasa.

Por tanto, los días, como trozos de tiempo, son todos iguales. El año podría acabar hoy o ayer o mañana o hace una semana.

Afortunadamente, de vez en cuando hacemos unas pausas artificiales, convencionales, para que nos demos cuenta de que todo se acaba, de que todo se repite, de que la eternidad es un invento y de que yo no soy más que un punto efímero y caduco impulsado por una infinitud pasada y atraído por otra infinitud futura. Pero con ganas de vivir.

domingo, 1 de enero de 2012

Feminismo o barbarie

Quiero dejar aquí bien guardado el estupendo artículo de Concha Caballero titulado Feminismo o barbarie, que habla de cómo no se puede hablar de democracia sin igualdad entre hombres y mujeres. Todo lo que sea insistir en este tema es poco. Puedes leerlo aquí.

La esposa perfecta

El siguiente documento gráfico lo tomo del blog Karisma.les. Se trata de una publicación del año 1953 que nos permite comparar nuestra situación con la que vivieron sin duda nuestras madres o nuestras abuelas y que nos hace valorar el avance en el terreno de las igualdades. Aunque, lamentablemente, no todo el mundo ha avanzado, claro.















El Danubio azul


sábado, 31 de diciembre de 2011

Los días de 2012



Cada día debe tener un proyecto, unos deseos, un trabajo, un descanso, un rato de lectura, otro u otros de placer, un tiempo de actividad física, unos momentos para pensar en ti mism@ y en lo que haces y en cómo lo haces, para informarte bien de lo que pasa en el mundo y de lo que se necesita, ocasiones para conversar con las personas a las que quieres, para sonreírles y para ser cariños@s con ellas, un poco de memoria de lo que has hecho y, siempre, mucho, mucho amor.

Si te gustan los días así, constrúyelos a lo largo de todo 2012. Suerte.

Eufemismos

No te pierdas la Copla del eufemismo que canta la cubana Marisela Venera y que relata el extraño uso que hacemos a veces de las palabras para expresar de forma extraña lo que se puede decir con mayor claridad. Puedes escucharla aquí.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Españoles, pero no ciudadanos






Fíjate bien. Cuando habla Rajoy, no nos trata como ciudadanos, sino como españoles. Ser español es un concepto que hace referencia a la naturaleza, al lugar de nacimiento. En última instancia, tiene referencias sentimentales, afectivas y también individualistas. Ser ciudadano es, en cambio, un concepto cultural, que responde a una creación humana y hace referencia a la pertenencia a un grupo, a la ciudad. Implica, además, ser sujeto de una serie de derechos y también una concepción del ser humano igualitaria, porque a la ciudad pertenecemos todos. 


Cuando Rajoy nos trata como españoles, no se está refiriendo a nosotros como seres culturales, sino como a meros seres vivos, seres intercambiables, manejables, meros números. Esta es una de las claves del retroceso cultural en el que nos ha metido la ignorancia, la despreocupación y la anestesia que ha sembrado con enorme éxito la derecha entre nosotros. Cuando Rajoy quiere quitar la Educación para la Ciudadanía de los planes de estudios, no quiere quitar una mera asignatura, sino suprimir una idea de ciudadano como ser con derechos, por ejemplo, a casarse con quien quiera, a tener la orientación sexual que quiera y a hacer con su vida lo que prefiera. El ideal de la derecha de Rajoy es el de crear seres que no se enteren de los manejos que sufren, que no sean capaces de criticar lo que ocurre y que acepten sin rechistar los designios que desde arriba quieren crear individuos uniformes, tontorrones y dóciles, que no ofrezcan resistencia a sus manejos y a sus negocios. Debes andarte con ojo, porque peligra tu vida concreta.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Violencia de género, no otra cosa



No sé si la señora Ana Mato, ministra de Sanidad, de no sé qué más y de Igualdad, no tiene ni idea de lo que les ocurre a las mujeres o es que tiene “otra” idea. Que a estas alturas del mundo, después de muchos años de lucha feminista y de intentar el respeto de los derechos humanos tanto en los hombres como en las mujeres, una mujer, dirigente política, ministra de un gobierno y supongo que universitaria, no sepa o no quiera usar el término “violencia de género” para caracterizar un caso de asesinato machista da mucho que pensar. Sobre todo, da que pensar que esta señora tiene interés no en defender a las mujeres, sino a los hombres que practican ese tipo de discriminación injustificable que es el machismo.

Ante el fenómeno del machismo no caben posturas intermedias: o se lucha abierta y claramente contra él o, por el contrario, se le hace el juego y se le ayuda directa o indirectamente a persistir. Esta segunda alternativa es la que abrazan las mujeres poco concienciadas, generalmente de derechas, con una mentalidad antigua y preilustrada, que, deslumbradas por el poder, que dentro de esa ideología es casi siempre machista, no quieren perder su estatus y son capaces de ir contra las personas de su propio sexo con tal de mantener su cuota de mando. Y cuando hablan, los disparates suelen aflorar con facilidad y ponen en entredicho su capacidad para ocuparse del cargo que tienen.

Lo que ignoran estas personas es que la diferencia de sexo entre hombre y mujer es de tipo biológico, anatómico y fisiológico. Hay diferencias corporales, incluso de pensamiento, que no deben ni pueden justificar ningún tipo de discriminación por razón de sexo. La cuestión aparece cuando a las mujeres se las educa y se espera de ellas que lleven a cabo una serie de funciones en la sociedad y, en cambio, a los hombres se les asocia otras funciones distintas. Surgen así los géneros, masculino y femenino, y se entiende que los hombres tienen que desarrollar las funciones masculinas y las mujeres, las femeninas. Esto es lo que quiere el machismo, que ya se ocupa de que las funciones masculinas sean las importantes, las que detentan el poder y las que se consideran superiores, mientras que las femeninas son las secundarias, las encargadas de obedecer y las que desarrollan las tareas inferiores. En esto consiste la organización machista de la sociedad basada en la división en géneros de las funciones sociales. Esta es la visión de la sociedad que transmite la educación tradicional, influida por el machismo político, por las religiones y por el interés descarado de algunos hombres de mantener sus privilegios patriarcales a costa de la libertad y de las vidas de las mujeres.

La violencia de género surge cuando el hombre, actuando en nombre de la supuesta superioridad del género masculino sobre el femenino, se encuentra con que la mujer no le obedece, no cumple con lo que el machista espera de ella o exige comportamientos que él cree que no son propios de su género. Entonces es cuando, dejándose llevar por un carácter mal controlado, por una animalidad mal educada y en ejercicio de esa pretendida superioridad, es capaz de reprender y castigar a quien le ha desobedecido y quien no ha cumplido con lo que se esperaba de ella, de acuerdo con su género. La violencia de género es, por tanto, siempre consecuencia de una mentalidad machista y de una pretendida e interesada superioridad del hombre sobre la mujer. Se llama de género, precisamente porque la lleva a cabo un miembro de un género -el masculino- sobre otro del otro género -el femenino- y, además, en nombre de la supuesta y nunca demostrada superioridad del género masculino sobre el femenino. Prescindir de este carácter de género para referirse a los casos que lamentablemente se dan en nuestra sociedad es no describir correctamente el problema, no descubrir lo que hay debajo de estos crímenes, hacerle el juego al machismo, que es la mentalidad responsable de estos desmanes, e ir en contra de las propias mujeres, porque oculta las verdaderas causas del problema y, en el fondo, se hace cómplice de los machistas.

Esto es lo que debería saber la señora Mato y esto es lo que hace que dé pena ver a toda una ministra de Igualdad decir tonterías y disparates e ir, en definitiva, en contra de las propias mujeres. Desde que leí a Platón, siempre he pensado que los aficionados y los ignorantes deberían quedarse en casa y ponerse a estudiar.