sábado, 15 de enero de 2011

viernes, 14 de enero de 2011

El terco





El terco insiste e insiste y le echa en cara a su víctima la terquedad de su resistencia. La terquedad del terco es tan fuerte y tan poco consistente que, aparte de mostrar su debilidad sin sentir ningún ridículo, le hace no entender la realidad con tal de no reconocerse a sí mismo.

jueves, 13 de enero de 2011

El centro del mundo




Jack tiene la costumbre y la necesidad de sentirse el centro del mundo. Quiere que todo marche a su compás. Considera que es el rey de todo lo creado y, de hecho, habla así, se sienta en donde cree que se sienta el rey, se considera el jefe, manda, controla, dispone, juzga y vive como si todo el universo girara a su alrededor. El día que se dé cuenta, porque se dará cuenta, de que no es el centro del mundo, incluso de que el mundo no tiene centro, va a agarrar un colocón metafísico-psicológico que no se lo va a quitar de encima ni rezando. Y es que la debilidad produce grandezas huecas, ridículas y molestísimas.

miércoles, 12 de enero de 2011

No nos olvidamos de Haití



El porqué


La cultura de una persona se mide, en mi opinión, sobre todo, por la justificación racional que le da a sus actuaciones. Como ya han dicho muchos, el ser humano no tiene naturaleza, sino cultura. El perro actúa como perro porque así está en su naturaleza, pero el hombre no tiene casi nada en su naturaleza que le obligue a actuar de una manera determinada. El ser humano tiene que elegir su actuación y tiene que hacerlo con un criterio en donde lo racional sea una dimensión importante, posiblemente, la que más. No tiene sentido que un ser humano se limite a repetir normas que ha visto en su sociedad, pero que no entiende ni sabe por qué debe hacerlo. Eso es ser un autómata, pero no un ser humano. Lamentablemente, todavía hay muchísimas personas que hablan de buena educación, pero sin que comprendan por qué son de buena educación las normas a las que se refieren. Por ejemplo, entran en un local cerrado y se descubren la cabeza (los hombres), pero no saben por qué. Creen que es de buena educación dejar pasar antes a las mujeres en una puerta, pero no saben de dónde viene eso. Saludan dando la mano, pero no conocen lo que eso simboliza. Puede que, si ha habido suerte, alguien les haya dicho que no se puede comer en clase, pero no entienden la razón para actuar de esa manera. Y así, en el mejor de los casos, confunden las normas de buena educación con una especie de caprichos u ocurrencias de alguien, que hay que repetir para no quedar mal.

Eso en el mejor de los casos, porque en el peor nos encontramos con una ingente cantidad de jóvenes que no tienen ni noción de que en la vida social existen normas, que conviene cumplirlas y que hay valores, como el respeto, la igualdad o la no discriminación, sin los cuales una vida humana es imposible. Descubrirles estas normas, convencerles de que hay que cumplirlas y explicarles el porqué de ellas es una de las misiones más importantes de la educación. La Educación para la Ciudadanía y la Ética cívica son asignaturas claves para desarrollar esta formación de los seres humanos como tales, junto con la labor de los padres y las madres en casa. Pero las asignaturas están condenadas por los gobiernos de derechas, que no quieren ciudadanos críticos, que se pregunten el porqué de lo que hay, y las reducen a su mínima expresión. Hasta los alumnos, en cuanto ven de qué va el asunto, piden más horas. Y lo segundo, los padres, hace mucho que abdicaron de su labor de padres y se dedicaron a ver la televisión. Así no vamos a ninguna parte sensata.

martes, 11 de enero de 2011

Sencillez



Ahora se tarda menos tiempo en decir las cosas como son o como se sienten. A mí, por ejemplo, me ha costado muchos años decir que quiero a quien quiero. Hoy un alumno o una alumna te puede decir que te quiere con una facilidad espantosa. Pero esta facilidad también la tienen para intentar camelarte, para hacerte la pelota, para engañarte y para denunciarte ante la inspección porque, a pesar de haber respondido sólo a una de las cuatro preguntas del examen, de haber cometido 41 faltas de ortografía en lo que ha escrito, de haberse expresado de manera casi ininteligible y de haber suspendido con un 1, cree que debía haber aprobado. Hoy todo es mucho más sencillo, menos actuar como un ser humano, que eso siempre es muy complicado.

lunes, 10 de enero de 2011

El salto



Jack necesita demostrar con frecuencia que posee libertad de pensamiento, libertad de opinión y libertad de expresión. Y lo hace mostrando alguna idea que, sobre todo, sea llamativa, pero que, sin saberlo él, suele estar poco reflexionada, poco cercana a la realidad concreta y sin tener en cuenta las consecuencias que tendría si se hiciera real. En el fondo, cree que entre la teoría y la práctica no hay ningún salto. Jack es muy bruto.

domingo, 9 de enero de 2011

Jane Birkin y Francoise Hardy

Jane Birkin canta el tema Comment te dire adieu, del disco Arabesque, publicado ya hace unos años.


El mismo tema cantado por Francoise Hardy



viernes, 7 de enero de 2011

Hablo de no fumar




Llevo dos noches saliendo a tomar una copa y en el bar no huele a tabaco, ni tengo que aspirar humo de tabaco, ni me levanto por la mañana con picor en la garganta por el humo del tabaco, ni tengo que oír al camarero quejarse por el humo del tabaco. Y, sin embargo, tengo que leer a muchos a los que les parece poco menos que un crimen que hayan velado por la salud de los no fumadores prohibiendo fumar en los espacios cerrados. Parece que no se puede hablar de la ley antitabaco, pero sí, como odiosa reacción ante el atentado, de Leire Pajín, como si fuera ésta la única responsable de una ley que ha sido aprobada en el Congreso y que, en términos muy parecidos, está vigente en muchos países de Europa.

No se puede hablar de la ley antitabaco, pero sí, por ejemplo, de los Reyes Magos. Cierta miopía impide ver que detrás de esta fiesta está la conmemoración, la repetición de lo que los Magos de oriente hicieron con el niño nacido en Belén. O sea, una fiesta básicamente religiosa, aunque aparezca teñida de consumo, de transmisión de ideología de género, con las muñequitas y los camioncitos, de justificación de la mentira –lo de la ilusión es eso, una ilusión- y de introducción de los niños en el sistema. De esto sí parece que se puede hablar.

Yo, humildemente, espero poder seguir hablando de lo que me alegre, de lo que me entristezca y de lo que me apetezca.