Comer no es tragar.
Comer no es darse un atracón hasta hartarse.
Comer no es sólo obtener placer.
Comer no es engullir sólo lo que a uno le gusta.
Comer no es ingerir siempre lo mismo.
Comer no es seguir los dictados de la propaganda.
Comer no es comer sin saber nada de lo que se está comiendo.
Comer no es zamparse lo más caro ni lo más barato.
Comer no es sólo quitar el hambre.
Comer no es cosa que se haga a toda velocidad.
Comer no es renunciar prejuiciosamente a un montón de alimentos.
Comer no es hacerle daño a la naturaleza actual ni a la futura.
Comer no es cocinar de cualquier manera.
Comer no es sólo comer.
Comer es darle al cuerpo el alimento variado y completo que necesita para que funcione bien, para que esté sano y para que no genere efectos secundarios desagradables.
Comer es tomar un poco de todo, prescindiendo sólo de lo nocivo o de lo que siente mal.
Comer es cocinar de manera eficaz para no estropear la materia prima y para extraerle todo el gozo que esconde lo que se come.
Comer es masticar suficientemente el bocado, para que el estómago no tenga que hacer con la química lo que los dientes no hicieron con la mecánica.
Comer es disfrutar con la comida y con el acto social de comer.
Comer es ser cuidadoso con lo que se come.
Comer es un acto necesario y racional encaminado a vivir bien. Y a vivir más.
Comer es ser más humano.
Hay que saber comer.
Hay que aprender a comer.
Estas cosas son las que encuentro en el espléndido blog Come en casa que con tanto acierto mantiene desde hace justamente dos años Charo Barrios, gran persona y, afortunadamente, amiga.