domingo, 28 de septiembre de 2008

¿Qué quieres decir cuando dices "te quiero"? / 3


Yo creo que cualquier 'te quiero', cualquier amor que sea verdadero, contiene un sentimiento fuerte, pero que no es sólo sentimiento. Incluso diría, reconozco que con una mezcla de convencimiento y de intento de provocación, que la esencia del amor no es el sentimiento, sino una actitud. Y una actitud racional.

Porque cuando el sentimiento decrece o, por el contrario, cuando está tan a flor de piel que no nos deja ser conscientes de lo que hacemos y de lo que no hacemos, ¿cómo podemos vivir humanamente en esas circunstancias?

¿En qué consiste esta actitud racional tan importante, a mi modo de ver, para el amor? Pues creo que tiene muchos aspectos, pero uno de ellos es básico e indispensable: amar a una persona es ayudarle a vivir. Si yo te digo que te quiero lo que te estoy diciendo es que te voy a ayudar a que realices tu proyecto vital, que no te vas a sentir solo/a porque voy a estar contigo y voy a considerar tu vida más importante que la mía. Y esto responde a una actitud racional que tiene que ver un poco con los sentimientos, pero mucho más con acciones concretas, con proyectos y con elecciones bien pensadas y decididas. Me parece que la vida de dos personas que se quieren depende sobre todo de la actitud con la que cada una se relacione con la otra. Eso es, sobre todo, lo que, unido al sentimiento, quiere decir 'te quiero'.
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sábado, 27 de septiembre de 2008

Paseando por la vida / 1

Me propongo poner aquí algunas de las cosas que te vas encontrando por la vida, que son tan reales como las demás, pero que no suelen aparecer en ninguna parte, tan sólo en la realidad. Pero no se habla de ellas.



Comienzo con un papel que encontré pegado en una parada de autobús en la Gran Vía de Madrid la noche del 13 de septiembre de 2008.





Como la foto está escasa de luz y puede que no se vea del todo bien, transcribo aquí su contenido:


Ruso de 45 años, gay, busca una persona para matrimonio para papeles.

No comento nada. Te dejo a ti que lo hagas si quieres.

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viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Qué quieres decir cuando dices "te quiero"? / 2




En la realidad, bien mirada, no hay prácticamente nada que sea simple o sencillo. Cualquier detalle de la vida, por pequeño que sea, puede encerrar dentro de sí una complejidad asustante. Es lo que le pasa, creo, al amor, que es aquello de lo que se nutre la expresión 'te quiero'.

Parece claro que el amor tiene un aspecto no estrictamente racional, puesto que contiene altas dosis de emociones y de sentimientos. Estos no son producidos en nosotros por cualquier persona, ni son tampoco todos iguales. Puede que tú quieras a tu abuelo y a tu novio, pero no sentirás lo mismo ante uno que ante el otro. Además, en los primeros momentos del 'te quiero', en la fase del enamoramiento, la intensidad del sentimiento puede alcanzar cotas exageradamente altas para, luego, ir suavizándose con el paso del tiempo y con la vivencia de nuevas experiencias, más volcadas hacia el exterior de las personas que se quieren.

Pero ¿es el amor sólo sentimiento? ¿Decir 'te quiero' es única o fundamentalmente decir que tengo ante ti o por ti un sentimiento que me sobrepasa, y que me sobrecoge, y que se adueña de mí, y que ya no soy yo el que vivo en mí, sino que ahora eres tú quien te has adueñado de mi vida y de mi tiempo, y que me hace vibrar como no lo puedo hacer sin ti, y que sólo estoy a gusto cuando estoy contigo, y que siento que me faltas cuando no estás, y que reboso cuando estás conmigo? Un sentimiento así es posible que se parezca al enamoramiento que alguien pueda experimentar, porque tampoco todos los enamoramientos son iguales. Pero me parece que el amor no es sólo eso.


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jueves, 25 de septiembre de 2008

Desnudez / 2

Desgraciadamente, la estupidez no está ligada a un espacio geográfico ni a un tiempo histórico. Parece más bien una ¿anormalidad? genética que surge y se desvanece siguiendo no se sabe qué normas de la naturaleza o de la sociedad. O puede que no siga ninguna norma y que se guíe por la espontaneidad. El caso es que cada dos por tres nos topamos con ella.

Maqbool Fida Husain tiene 92 años y es el pintor de más éxito de la India. Tuvo la ocurrencia de pintar el siguiente cuadro titulado Mother India.



Grupos extremistas hindúes lo acusaron de obscenidad y de herir sus sentimientos religiosos, por lo que el pintor tuvo que exiliarse hace dos años en Dubai. Ya venía siendo acosado por estos extremistas, que no toleraban que el pintor creara cuadros en los que aparecían diosas desnudas.

Ahora, el Tribunal Supremo de la India lo ha declarado absuelto de los cargos que pesaban contra él, con el argumento de que históricamente la desnudez ha formado parte de la cultura de la India, así como de su iconografía religiosa.

Lo que le cuesta al ser humano convertirse en un ser humano.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Contra el fanatismo

Amos Oz, nacido en Jerusalén en 1939, es uno de los escritores actuales más importantes en el mundo. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Hebrea de Jerusalén y simultanea desde entonces su faceta de escritor con la de profesor en diversas Universidades, como las de Oxford y Ben Gurión, ésta en Israel.

Posee el título de Caballero de la Legión de Honor, concedido en 1997, el Premio Libertad de Expresión, concedido en Noruega en 2002, el premio Goethe, otorgado en Alemania en 2005, y el Príncipe de Asturias, en 2007.

En uno de sus muchos e interesantes libros, titulado Contra el fanatismo, publicado en España en la Biblioteca de ensayo de la Editorial Siruela en 2003, define de manera muy clara y esclarecedora el fanatismo de la siguiente manera:


“Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar. En esa tendencia tan común de mejorar al vecino, de enmendar a la esposa, de hacer ingeniero al niño o de enderezar al hermano en vez de dejarles ser. El fanático es una criatura de lo más generosa. El fanático es un gran altruista. A menudo, está más interesado en los demás que en sí mismo. Quiere salvar tu alma, redimirte. Liberarte del pecado, del error, de fumar. Liberarte de tu fe o de tu carencia de fe. Quiere mejorar tus hábitos alimenticios, lograr que dejes de beber o de votar. El fanático se desvive por uno. Una de dos: o nos echa los brazos al cuello porque nos quiere de verdad o se nos lanza a la yugular si demostramos ser unos irredentos. En cualquier caso, topográficamente hablando, echar los brazos al cuello o lanzarse a la yugular es casi el mismo gesto. De una forma o de otra, el fanático está más interesado en el otro que en sí mismo por la sencilla razón de que tiene un sí mismo bastante exiguo o ningún sí mismo en absoluto. El señor Bin Laden y la gente de su calaña no sólo odian a Occidente. No es tan sencillo. Más bien creo que quieren salvar nuestras almas, quieren liberarnos de nuestros aciagos valores: del materialismo, del pluralismo, de la democracia, de la libertad de opinión, de la liberación femenina… todo esto, según los fundamentalistas islámicos, es muy pero que muy perjudicial para la salud. Con toda seguridad, la meta inmediata de Bin Laden noera Estados Unidos. Su meta inmediata era convertir a los musulmanes pragmáticos, moderados, en auténticos creyentes, en su tipo de musulmanes. El Islam estaba debilitado por los “valores norteamericanos”. Pero para defender el
Islam no sólo hay que golpear a Occidente y golpearlo fuerte. No. Al final, hay que convertir a Occidente. Sólo prevalecerá la paz cuando el mundo se haya convertido no ya al Islam, sino a la variedad más rígida, feroz y fundamentalista del Islam. Será por nuestro bien. Bin Laden nos ama esencialmente. El 11 de septiembre fue un acto de amor. Lo hizo por nuestro bien, quiere cambiarnos, quiere redimirnos.”



Ahora, mira a tu alrededor y mírate a ti mismo, y trata de descubrir los detalles grandes o pequeños de fanatismo que pueda haber. Y tengamos cuidado.






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martes, 23 de septiembre de 2008

Una concepción del periodismo

Aunque nos estemos acostumbrando a mirar para otro lado y casi no nos damos cuenta, yo creo que todo está en crisis. No sé si siempre ha estado todo en crisis, o si es cosa que ha empezado recientemente y que se nos ha instalado entre nosotros sin hacer mucho ruido. El caso es que ahora me parece a mí que la crisis es demasiado general. Y no me refiero a la crisis económica, sino a una crisis más amplia que afecta a valores, a formas de vida, a maneras de entender la realidad, a las pequeñas y a las grandes cosas que forman la existencia. O puede que sea que la velocidad a la que discurre todo va dejando por el camino, como si fuera por efecto de alguna fuerza centrífuga, trozos de realidad, mientras otros trozos avanzan a ritmos vertiginosos hacia no se sabe qué rincones ansiados.

Una crisis es una separación, una rotura de algo en partes y que necesita ser analizado. Así, hacer una crítica es separar lo criticado en sus partes constitutivas y analizarlas para ver si valen o no valen.

Es posible que uno de los sectores sociales en los que esta crisis, esta separación, se ha hecho más evidente sea en el del periodismo. Siempre ha habido periodismo amarillo, sensacionalista. Pero, quizás, las cotas a las que está llegando en la actualidad nunca se habían alcanzado.

El pasado 6 de septiembre, el estupendo escritor argentino Tomás Eloy Martínez publicaba a la vez en el diario El País y en el bonaerense La Nación un artículo titulado No hay piedad para Ingrid ni para Clara. Narraba en él el acoso periodístico, propio de verdugos, al que están siendo sometidas Ingrid Betancourt y Clara Rojas después de su liberación.

Extraigo dos párrafos de este artículo en donde se muestran con claridad cómo entienden algunos periodistas el ejercicio de la difícil profesión que han elegido.

...siguió, desde el momento mismo en que las mujeres fueron liberadas, el acoso de un periodismo sin fronteras morales, que sigue esforzándose por convertir a las víctimas en piezas de un espectáculo que se presenta como información necesaria, pero cuya única función es saciar la curiosidad perversa de los consumidores de escándalo.


La realidad concebida como un espectáculo que se presenta como información necesaria ante los consumidores de escándalo. La degradación periodística no se puede mostrar de manera más contundente.

La otra cita es del libro de Kapuscinski, Los cínicos no sirven para este oficio :
Con la revolución de la electrónica y de la comunicación, el mundo de los negocios descubre que la verdad no es importante, y que ni siquiera la lucha política es importante, sino que, en la información, lo que cuenta es el espectáculo. Y, una vez que hemos creado la información-espectáculo, podemos vender esta información en cualquier parte. Cuanto más espectacular es la información, tanto más dinero podemos ganar con ella.

lunes, 22 de septiembre de 2008

La noche en blanco



No me ha gustado demasiado este año la noche en blanco. A mí me parece que sacar a la gente a la calle y llenar la calle de arte es algo que merece la pena y que puede resultar muy gratificante. Lo que no acabo de ver claro es la eficacia de abrir museos y edificios un día para que vaya de golpe todo el que quiera, que se formen unas colas interminables y absurdas y que el evento se convierta para algunos en una noche verdaderamente en blanco, es decir, sin lograr ver ni hacer nada. Esto no tiene sentido y quizás revele que el modelo actual no da más de sí.

Tengo la impresión de que este año se han montado espectáculos que sacaban a la gente de la calle y la dirigía a espacios acotados, lo cual puede que esté bien. Pero lo que se ha montado en la calle, que es lo que a mí me resultaba más interesante, ha bajado mucho en calidad. Los montajes de años anteriores resultaron mucho más espectaculares y elaborados que los de este año, algunos de los cuales eran más bien ocurrencias de iluminados.

Seguramente tendría que revisarse el modelo de fiesta porque el actual puede que esté bastante acabado. El arte en la calle creo que está bien, y mover la inquietud de la gente para que deje la TV y descubra otras cosas, también. Pero hay que hacerlo, creo, con más calidad, con más pedagogía, con más sentido común y con menos pobreza de inspiración que este año.


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domingo, 21 de septiembre de 2008

Mercancía


¿Es este blog una mercancía? ¿Estoy vendiendo yo algo al poner aquí una entrada? O quizás, ¿estoy comprando yo algo? ¿Estamos entrando en un juego de contraprestaciones? Espero que no, pero si detectas algo, desearía que, por favor, me dieras la voz de alerta.

Viene esto a cuento del artículo -espléndido me parece a mí- que sacó ayer Santiago Auserón en el Babelia de El País. Auserón es filósofo. Yo lo veía en la Facultad, pero él a mí, no. Y era brillante y lúcido, como ahora lo sigue siendo a la hora de escribir. El artículo se llama Canciones que todavía no existen y trata sobre el poder que tuvieron y tienen las canciones, y del que tendrán. En el transcurso del escrito dice esta frase que me ha hecho pensar:
Lo que se teme de los jóvenes no es tanto la formación de malos hábitos, más propios de los adultos, sino la capacidad de concebir algún valor que no se reduzca a mercancía.


Seguramente eso sea hoy la revolución: algo al margen del mercado, que se pudiera desarrollar sin beneficios y que así pudiera alcanzar poder. Si el neoliberalismo intenta transformar los servicios públicos del Estado del bienestar (sanidad, educación) en excusas para obtener beneficios, ¿toleraría un foco de poder no venal? Ese es, según Auserón, el sentido de las canciones.
Debería escribir más este hombre. Si quieres ir a su página web, pincha aquí.
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sábado, 20 de septiembre de 2008

Meme / 2

Te recomiendo, amable visitante, que enlaces con las respuestas que David -Panda de Tolos- ofrece en su blog a las preguntas que se formulaban aquí sobre las cosas sin importancia que nos hacen felices en el día a día. De paso, puede que te guste echar un vistazo por allí: hay filmaciones muy interesantes.

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¿Comer o alimentarse?

Hay una cierta tendencia en el mundo de los restaurantes hacia lo que llaman el “maridaje”, que consiste en elaborar un menú, de forma que cada plato se acompañe con un vino cuyo sabor se compagine bien con él. Uno de los problemas que tienen estos maridajes es que mezclas el fino con el vino blanco, con el tinto, con cava, con orujo y con el último invento que se le ocurre al organizador. Y, si no estás atento, puedes terminar con las mejillas excesivamente rojas y con los ojos empequeñecidos, lo cual es señal de que algo ha ido mal con el alcohol.

Ahora se están celebrando en Madrid, hasta el día 22, las I Jornadas Madrileñas de Mahou – San Miguel en alta restauración. Son también unas sesiones de maridaje, pero, en lugar de con vinos, con cervezas. Participan una docena de restaurantes, podríamos decir que de la gama alta, entre los que se encuentra el Oter Epicure, restaurante de una cadena que empezó Gerardo Oter y que hoy cuenta con un buen número de locales. El más reciente creo que es Colonial Norte, en la estación de Príncipe Pío, una mezcla de restaurante, bar de copas, sala de música y quizás algo más.

Como el experimento nos parecía interesante, hemos ido a probar. Pongo aquí el menú por curiosidad y para que sirva de muestra de algunas cosas que se hacen hoy por las cocinas públicas.

Comenzó el episodio con un Pan de sardinas, consistente en una rebanada de pan tostado y untado con el aceite de asar las sardinas, cuyos lomos venían encima del pan. Unas hojas de diversas lechugas terminaban la presentación. Muy bueno de sabor y de textura. Se acompañaba con una botella de Mahou Premiun Light, uno de los últimos inventos de esa marca, con sólo 3,5º y con menos calorías que la normal.

La cosa siguió con un Huevo frito con compota de tomate y setas de temporada. La estrella del plato era la compota de tomate, elaborada sin triturar excesivamente la hortaliza, sino, más bien, dejándola a trozos. Se “armonizaba”, según la carta, con otra botella, esta vez, de Mahou Clásica.

Por mí hubiese dado por terminada ya la comida, pero ésta continuó con un Lomito de bacalao con miel, pasas y piñones que hubo que probar. El bacalao estaba sublime, tanto por el desalado como por el punto de cocción, que incluía un breve toque de horno con una salsa holandesa. El acompañamiento le daba un toque que a mí me recordaba algún plato de cocina mozárabe. Aquí la armonía venía de la mano de otra botella de San Miguel 1516, una cerveza de la gama alta de esa marca.

No acabó ahí la cosa, sino que trajeron tres buenas tajadas de Carrillera de ternera estofada con patatas a la vainilla. Aquí es en donde empecé a decir palabras que contenían una “j", como, por ejemplo, “Joder, ¿más?” o, como soy andaluz, algo así como “Ojú, ojú, ojú”. Pero, en todo caso, tienes que probar -probar- la carrillera, que estaba guisada con vino tinto y que estaba más que exquisita. Venía acompañada de una salsa espesa de boletus y de una botella de San Miguel Selecta XV, una cerveza de 6,5º, elaborada con tres clases distintas de lúpulo y con otras tres de malta. Quizás fue la mejor de todas las cervezas que probamos.

Por fin, la “frugal colación”, como llamaban antes a las comidas escasas, terminó con unos Canelones de mousse de chocolate y frutos secos, acompañados de otra botella de cerveza Mahou Negra que, ciertamente, compagina muy bien con el sabor del chocolate, como se puede comprobar en casa perfectamente.

Todo estaba exquisito, estupendo y no pongo el precio porque puede que haya quien piense que hablar de dinero es una ordinariez. Pero estoy roto. Tengo el organismo con más cerveza que sangre. He estado toda la tarde andando y aliviando la vejiga y creo que aún, a estas horas de la noche, estoy haciendo la digestión. Creo (momento de reflexión oportuna / lamento intelectual / arrepentimiento sincero) que hay que cambiar el concepto de comida por el de alimentación. Y la razón es porque es más sano. Diseñar un menú con estas cantidades es una barbaridad, y comérselo, otra aún mayor. Así que mañana hay que contrarrestar los efectos de este espléndido y estúpido atracón: un poquito de ensalada, un trocito de pescadilla hervida y a huir a hacer deporte.

Y de cerveza no quiero ni oír hablar. Y, además, te digo una cosa sabiendo lo que te digo: Come en casa

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