Nuestro primer contacto con ella, fue compartir una habitación de albergue, corriente de simpatía bastante inmediata y su entrega absoluta a la labor que venía a realizar… “Siiiii, que maja, tan natural, siempre con buen rollo y discreción… acá entre nos… ¡La nota la “dimos” nosotras!.. Sobre todo tú, ¿No, Hétera?.. ¡Puff, cariño, no seas cutre… tocaba disfrutar…!” Cocinar para un grupo de unas veinte personas, diseñar extraordinarios menús, cargados de salud y amor, y organizar una cena de los sentidos que.., que nos volvió del revés... ¡Je, je, je… Qué puntazo! ¡Ya empezamos!...
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