Los castrati eran frecuentes en la ópera barroca. La Ilustración y Mozart acabaron con esta práctica. En 1737 Farinelli, triunfador en toda Europa, viajó a España para cantar a Felipe V, y empatizó tanto con la melancolía del rey loco que se quedó 25 años cantando para él en La Granja o en Aranjuez. Bueno, recibía una fortuna como recompensa. (Y también era por amor, al parecer). La película “Farinelli” (1994) ilustra perfectamente el tema. Esta voz es una creación digital uniendo las voces de una soprano y un contratenor. Pero la música sí es real, es la bellísima aria “Lascia ch´io pianga” de
la ópera “Rinaldo” de HÄNDEL, que nunca Farinelli interpretó en escena.
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