lunes, 12 de junio de 2017

Escuchar



Aquí no hay quien escuche. Todos quieren hablar, decir cosas, hacerse presentes con el discurso, pero nadie escucha. Parece que las palabras son para ser dichas, pero no para ser escuchadas. Es un disparate descomunal, pero es lo que hay. Palabras, que son ideas, convertidas en ruidos, que no son nada. Es inútil decir buenas noches, porque no hay casi nadie que reciba el mensaje. Lo de los besos y los abrazos para algunos es una intromisión indebida, una osadía, para otros una retórica prescindible y menos mal que para algunos es un detalle de cariño.

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