domingo, 6 de octubre de 2013

Buenas noches. Amigas





Son todas amigas. Unas han tenido que acostumbrarse, a su pesar, a convivir con la enfermedad y con el dolor. Otra ha tenido que hacerlo con una situación laboral difícil y en muchos aspectos adversa. Las admiro. Las admiro profundamente. A veces podemos elegir lo que queremos hacer en la vida, pero casi nunca podemos hacerlo con lo que la vida quiere hacer con nosotros. Y acostumbrarse a la fatalidad con entereza es propio sólo de personas grandes y generosas, que saben encontrar y valorar en la vida cosas, personas y circunstancias que están por encima de su propia adversidad.

Estas situaciones a mí me generan una situación de profunda impotencia, aunque seguramente no tan grande como la que puedan sentir estas mismas personas. En todo caso, no me dan ninguna pena. La pena se siente cuando alguien no puede reaccionar ante la adversidad o no es capaz de sobrellevarla. No es ese el sentimiento que despiertan en mí, sino, más bien, una fuerte reacción de solidaridad, de estar con ellas aunque yo no pueda hacer nada, de disponibilidad por si acaso, de compañerismo en la lucha por la vida, en donde cada cual tiene su propia batalla, y también de cariño. La valía personal no la rompe el dolor. Mi admiración por ellas me lleva a quererlas. No hablo de meros sentimientos, que también, sino de querer que estén en mi mundo, de intentar cuidarlas en la medida de lo posible, de procurar mimar sus estados de ánimo, de intentar reconfortar un poco sus vidas.

Sabéis que os quiero. Buenas noches.

2 comentarios:

  1. Algunas de tus amigas sólo deseamos estar a la altura cuando tu nos reclames porque siempre, siempre estás ahí para tod@s. Mi mayor admiración para tí. Te quiero amigo.

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