viernes, 8 de marzo de 2013

Día de la mujer 2013




El 8 de marzo seguimos celebrando -no sólo en clave festiva, sino también, lamentablemente, aún reivindicativa-, el Día Internacional de la Mujer.

Creo que deben ser, al menos, dos los objetivos de este día: crear conciencia entre los hombres y las mujeres del machismo que está incrustado en las estructuras de la sociedad y, segundo, cambiar estas estructuras para que la situación de discriminación, tantas veces grave, que viven las mujeres desaparezca.

A lo largo de la historia de la humanidad posiblemente el descubrimiento de mayor trascendencia e importancia que se haya realizado es el del que podemos denominar Principio de Igualdad que, como ya han hecho otros, podríamos expresar diciendo: Todos diferentes, pero iguales.

A estas alturas sólo cabe explicarse por una ignorancia grande o por una mala voluntad injustificable que haya personas para las que las diferencias físicas o de pensamiento sean más importantes que la igualdad de derechos que deben poder gozar todos los seres humanos, sea cual sea su sexo.

Es evidente que todos somos diferentes: en el sexo, en el color de la piel, en el color de los ojos, en la orientación sexual, en el lugar de nacimiento, en la manera de pensar, en los gustos y en casi todo. Pero junto a esto, ningún ser humano debe olvidar que todos somos iguales, que todos somos personas, ciudadanos y que todos tenemos los mismos derechos. No admitir esto a las alturas que estamos de la evolución de la humanidad es autoproclamarse como de bajo desarrollo mental y vital.

Son muchos los intereses que animan a los machistas a seguir creyendo -e intentar hacer creer- que los hombres son superiores a las mujeres y que en la sociedad lo masculino debe ser más importante y debe prevalecer sobre lo femenino. Quieren poder dominar a las mujeres, convertirlas en seres obedientes, en sumisas suministradoras de placer, en mano de obra barata en casa, en objetos bellos y en seres que nunca sobresaldrán por encima de las cualidades de los hombres. El machista busca el imperio de lo masculino a costa de la igualdad.

Por eso, desde los puntos de vista ético, educativo, político, laboral, económico, social, familiar y cualquier otro que podamos concebir, el gran objetivo a conseguir, el gran valor a realizar debe ser el de lograr la igualdad de derechos entre todos los seres humanos. La sociedad no cambiará, ni para las mujeres ni para nadie, mientras que las igualdades concretas y reales no sean las que inspiren la organización de la sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes expresar aquí tu opinión.