El cariño
Hay veces que no son necesarias las palabras. Basta con observar cómo te tratan, qué detalles tienen contigo para sentirse querido o no.
Una amiga francesa nos invitó a comer. El mantel, la vajilla y la cristalería eran de muchísima calidad y de mucha antigüedad. La comida, espléndida, incluida una curiosa bebida de color amarillo, hecha a base de armagnac y que se toma de aperitivo. Los pasteles, los mejores de la localidad. Y la compañía, cariñosa. Un lujo cálido.
Hola Manuel: celebro que hayas podido disfrutar de la exquisita gastronomía francesa. Veo que te encantan los detalles. Un saludo
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