YO
Deriva
del latín ego.
¿Y cómo puede evolucionar ego
a yo?
Pues muy sencillo. En latín tardío cae la g.
¿Cae, por un barranco? Quiere decir que se debilita hasta no sonar.
Es lo que pasa en español actual con la s
final
(depende de zonas), o con la d
intervocálica.
Ha habido ministros que en noches electorales han dicho por la tele
"contao", "escrutao"; eso es vulgar, una cosa es
el ambiente relajado entre amigos o en familia, cuando es normal
decir "han llegao", y otra es el registro culto, cuando hay
que decir "han llegado". Bueno, si desaparece la g
de ego,
tenemos eo;
la
e,
pronuciando muy deprisa eo,
se cierra en i,
y así llegamos a yo,
como el portugués ha llegado a eu,
el catalán a jo,
el francés je,
el italiano io,
el rumano eu...
Por
vía culta han entrado en la lengua egoísmo, egoísta,
ególatra, egocéntrico, y el ya poco usado egotismo.
ME
Del
acusativo y ablativo, en latín me. Es una de
esas palabras que no han sufrido alteración ninguna en el paso de
una lengua a otra; los pronombres son poco dados a innovaciones. Las
lenguas indoeuropeas tienen un rasgo, que es datado en un nivel muy
arcaico: utilizan dos raíces distintas para este pronombre personal
de primera persona, vamos, que decimos yo y me. Esto es
algo muy peculiar que vemos en latín, en griego, en inglés también,
I - me, en alemán ich - mich, en lituano
às - manè. Esto no ocurre ni en euskera; yo es
ni, y sus formas, ni o nik
como sujeto; nire, a mí; nirekin,
conmigo.
MÍ
Proviene
del dativo latino mihi, para mí. Esa h
posiblemente tuvo un sonido, no fue muda en época clásica. se
aspiró o... Bueno, en los ambientes académicos del final de la Edad
Media se debatía este asunto, y algunos partidarios de la
realización gutural [miki], fueron llamados
tiquismiquis, para ridiculizarles por su rebuscada
pronunciación [tiki] por tibi (o
se hacía por analogía o no se hacía y es caricatura) y [miki]
por mihi. Tiquismiquis está documentada
por primera vez en Cervantes. Y aunque ese debate fuera origen de
burlas, nos ha dejado en la lengua aniquilar, a partir de
nihil, nada.
CONMIGO
Ya
se decía en latín mecum, en lugar de cum
me. Al evolucionar mecum dio en
castellano migo. Y como no reconocía el hablante ese
significado de compañía, se recaracterizó con con, otra
vez. Así que al decir conmigo es como si dijéramos con
mí con. Esto de que la preposición más bien sea
posposición se llama anástrofe (cuando éramos niños en broma la
llamábamos catástrofe), y, según Cicerón, se generó en nobiscum,
y luego por analogía se generalizó a mecum, tecum,
secum, vobiscum. Dice Cicerón que
se dice nobiscum en lugar de cum
nobis, "quia si ita diceretur,
obscenius concurrerent litterae" (porque si se dijera
así, las letras concurrirían bastante obscenamente). Se refiere a
lo malsonante de cum nobis, que
recordaba al cunnus, el coño. Je je je, muy
graciosillo. No será un chiste muy bueno, pero al menos es antiguo.