domingo, 24 de enero de 2016

Buenas noches. Lentitud



Hablaba con lentitud, como si cada palabra fuera pensada para la ocasión y fuera expuesta con el regalo de una solemnidad no pedida.

Escuchaba con lentitud, rodeando cada idea y cada palabra con el tiempo necesario para entender lo que el otro había querido decir y para que se sintiese respetado.

Amaba con lentitud, como si cada pequeño detalle o cada acto que saliera de su ser se encaminaran sin remedio hacia la eternidad.

Vivía con lentitud, como si quisiera saborear cada bocado de la vida, como si cada momento fuera único e irrepetible, como si cada instante supusiera el gran reto de vibrar con cada uno de los colores, de los sonidos, de las texturas, de los olores, de las caricias, de las alegrías y de las contradicciones de la vida. Vivía con la lentitud que le imponía su deseo de vivir la vida con la intensidad que requiere sumergirse en lo profundo de la existencia.

Buenas noches.


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