Los
números del castellano son herencia directa del latín, en un estado
sorprendente de conservación. Basta ver el listado de números en
latín: UNUS, DUO, TRES, QUATTUOR, QUINQUE, SEX, SEPTEM, OCTO,
NOVEM, DECEM... Nada, como dicen algunos, el castellano es
latín con acento euskera. Pocos campos semánticos tiene que haber
que hayan cambiado tan poquito. Las típicas diptongaciones del
castellano: sex - seis, septem - siete,
novem - nueve, decem - diez, y las
pérdidas de m final. Todo, muy típico. Y los
ordinales, igual. PRIMUS, SECUNDUS, TERTIUS, QUARTUS, QUINTUS,
SEXTUS, SEPTIMUS... Curioso puede ser ver que primus
(recaracterizado en español con el sufijo -ero, primero)
es prae, el sufijo español pre, delante,
con el sufijo -imus de superlativo, el que tenemos en altísimo
o guapísimo. O sea, pr-imus es muy delante,
delantísimo. O que sec-undus viene del verbo sequor,
seguir. Secundus significa el que sigue.
Otro
asunto curioso es la herencia indoeuropea del latín. Cada uno que
compare con la lengua indoeuropea que conozca, el inglés por
ejemplo: One, two, three... O con el griego: Én,
dyo, tres, tetra, penta... O con el polaco (por poner
una lengua de la tercera gran familia indoeuropea, la eslava): Jeden,
dwa, trzy, cztery, piec, szec, siedem, osiem... Cuando
digo la tercera, me refiero a las familias 1: latina, 2: germánica
(del inglés al alemán o al noruego) y 3: eslava. Entre las tres
copamos el noventa por ciento de los europeos (y mucho del mundo).
También son indoeuropeas las lenguas bálticas, el albanés y el
griego (importante culturalmente, pero solitario desde el punto de
vista lingüístico). Y con las nuestras conviven las no
indoeuropeas: euskera, húngaro y finlandés-estonio. Aunque todos,
todos repito, somos iguales, seres humanos iguales. Las lenguas unen,
nunca separan. Otra cosa es que sean utilizadas a veces para desunir.
Es
muy interesante el número CIEN. Tradicionalmente se utilizó esta
palabra para clasificar las lenguas indoeuropeas en dos grandes
grupos: las lenguas centum y las lenguas satem,
las occidentales y las orientales. Latín, griego y germánico son
lenguas centum y del eslavo al sánscrito, salvo
islotes, son lenguas satem. Todo esto serían
indicios de cómo la gran tribu de nuestros antepasados se escindió
en dos grandes grupos. La teoría tiene mucho puntos débiles, pero a
mí me fascina que nuestros antepasados remotos ya tuvieran
desarrollado el concepto y la palabra CIEN, que es básicamente la
misma en todas las lenguas. Claro, no en vano tenemos diez dedos.
Eso sin olvidar que el sistema decimal se entremezcla con las 24
horas del día y sus 60 minutos, los siete días de la semana, y los
doce meses, y la docena de huevos, y los 90º del ángulo recto, etc.
etc.