Tal día como hoy de 1957 murió Beniamino Gigli.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
No es una opinión. No es un deseo. No es una hipótesis. No es un invento. Es un hecho. Todo cambia. Nada permanece. Lo observó Heráclito de Éfeso en el siglo VI a. C. y se lo hizo entender a quien quiso entenderlo. El mundo cambia porque la materia cambia, las ideas cambian y las realidades sociales cambian.
Pero nacieron los intereses y los privilegios, y quienes se acostumbraron a vivir con ellos no aspiraban a hacerlo de otra manera: no soportaban la idea de que un cambio les privara de ver cumplidos sus intereses o de gozar de sus privilegios. Ello implicaba renunciar a cualquier idea de justicia, pero los intereses y los privilegios funcionaban como ideas absolutas, y, ante ellas, no había nada que les superara en importancia. Nació así el retrógrado, el interesado, el egoísta, el defensor de sus privilegios, el inmovilista, el que niega el cambio, cualquier cambio, e intenta crear un mundo a su propia medida, no a la de todos.
Nunca hay que dejar de luchar por un mundo mejor, pero nunca hay que olvidar que cualquier avance que se logre, por pequeño que sea, generará una reacción del sector más retrógrado, que se sentirá amenazado o que verá tambalearse sus privilegios.
Esta entrada contiene un enlace a la entrevista a Ana Bella Estévez que publica MasticadoresFEM. En ella se habla de la Fundación Ana Bella, cuya existencia deben conocer todas las mujeres, y también de la situación que pueden estar viviendo muchas mujeres. Todos y todas deberíamos leerla. Puedes hacerlo aquí.
El conocimiento racional genera personas prudentes, que suelen acabar siendo sabias.
La ignorancia genera personas atrevidas, de donde afloran los catedráticos de bar.