Tal día como hoy de 1980 murió Erich Fromm.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Echo en falta lo que podríamos llamar el buen gusto. Noto su ausencia en las pequeñas y en las grandes cosas. En lo que hacemos, en las relaciones humanas, en la política, en el trato público, en la manera de pensar de muchas personas. Sin buen gusto no hay buena vida y todo se viene abajo. Es el gusto por el respeto, por la cordialidad, por hacer las cosas bien, por no decir barbaridades, por tratar a los demás, al menos, con cortesía. No sé si estas cosas se recuperan.
De momento, respira hondo. Relájate. Descansa. Buenas noches.
No tengo demasiadas ideas claras. No me gustaría tener las ideas claras. Para tener las ideas claras hay que simplificar mucho la realidad, porque la realidad no es simple sino compleja, muy compleja. Simplificar lo complejo es renunciar a enterarse de toda la realidad, de la realidad tal cual es.
Hay especialistas en simplificar todo lo que ocurre. Se quedan con lo que les interesa que quede y luego lo exponen en alto, para que los menos avisados no lo piensen, sino que se lo traguen. Así día tras día. Las mentiras fabricadas de esta manera vuelan por el aire y anidan en mentes frágiles, a las que dañan, muchas veces sin remedio.
No quiero tener ideas claras. Prefiero vivir en la incertidumbre de lo real, en el difícil galimatías de lo real, en el querer saber un poco, pero verdadero, en lugar de confundir el saber con las mentiras propagadas.
La verdad no es más que una escalera por la que hay que subir constantemente sabiendo que probablemente nunca llegaremos al último piso, pero que vivir es subir.
Respira hondo. Relájate. Descansa. Buenas noches.
Son ya 18 días. Puede que lamentablemente queden muchos más. Tengo un nudo, no sé si en el estómago o en la mente. Ese nudo me lo produce el pensamiento de que pudo pasar aquí. Ellos estaban como nosotros, viviendo el día, haciendo planes para un futuro más o menos lejano, disfrutando de la convivencia en el confort del hogar, pensando en las preocupaciones de la vida. Y, de pronto, casi sin avisar, te asaltan las preocupaciones de la muerte. Tienes que cambiar, aunque no quieras, el confort por la intemperie, el futuro por el momento presente, los planes por la huida.