26 de octubre de 2019
Decía con frecuencia que había que desaprender bastante de lo aprendido a lo largo de la vida. Solía poner como ejemplo la idea tan frecuente de que el cuerpo es malo, por ser fuente de problemas y hasta de pecados, según admitían algunos. Defendía que había que olvidarse de esa concepción y abrazar la que dice que el cuerpo es bueno, que es una fuente de placer, que quien esté preocupado por su belleza debe saber que todo cuerpo tiene su propia belleza y que no hay por qué forzarlo para que se parezca a ningún modelo, que no hay por qué ocultar el cuerpo ni avergonzarse de él y que, sobre todo, es nuestro, es nuestro cuerpo, porque somos cuerpo. Eso decía.