Una idea humana y social de justicia
creo que nos tiene que llevar hoy necesariamente a apoyar a las
mujeres y a denunciar la situación en la que se encuentran.
El machismo, esa idea absurda de
superioridad sobre las mujeres que tiene algunos hombres, que la
justifican sólo por el hecho de ser hombres, se manifiesta en
pequeñas situaciones cotidianas, en muchos momentos de la vida y,
sobre todo, en las estructuras sociales, políticas y económicas en
las que vivimos.
Contra este machismo injusto y
degradante hay que luchar a través de la denuncia, del apoyo a las
víctimas, de la educación -en las familias y en las escuelas-, pero
también desde el Estado. Creo que hay que apoyar con claridad a las
mujeres que se encuentran en situaciones de discriminación,
eliminando de una vez esa maldad de desigual salario para trabajos
iguales, creando una red eficaz de casas de acogida o ayudando
económicamente a las mujeres que tienen que seguir aguantando una
vida inhumana porque se encuentran atadas económicamente a su
maltratador. Esta es una medida política que hay que abordar de una
vez, sin quedarse a mitad del camino.
No hay que perder de vista tampoco el
carácter global de la violencia de género. La tenemos aquí, allí
y en todas partes. Debemos tomar conciencia de lo que está
ocurriendo con las mujeres, ayudar a que los demás lo hagan y, entre
todos, luchar por el gran valor que puede ayudar a crear un mundo
justo: la igualdad.
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