Los golfos pueden dividirse en dos grupos. Uno, formado por los que saben que los demás piensan de ellos que son unos golfos. Otro, el de los que creen ingenuamente, o cínicamente, que los que sufren su golfería no se dan cuenta de cómo son. Más molestos son los segundos, pero no sé cuáles de ellos son más peligrosos.
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