La situación de las mujeres en el
mundo es peor que la de los hombres. Esto es así porque, por el
simple hecho de ser mujeres, sufren las consecuencias de una
ideología patriarcal que se traduce en unas estructuras económicas,
sociales y políticas machistas, en las que las mujeres son maltratadas,
discriminadas, violentadas e, incluso, asesinadas.
En el patriarcado se da una
subordinación de la mujer al hombre en todos los ámbitos de la
vida: el marido domina a la mujer; el padre, a la madre y a los
hijos, y la descendencia paterna sobre la materna. Las estructuras
machistas discriminan a las mujeres en todas sus dimensiones,
porque se basan en el prejuicio elaborado por algunos hombres,
según el cual, ellos se creen superiores a las mujeres y, por tanto,
éstas les deben obediencia y servicio. Este prejuicio machista a lo
único que responde es al interés del machista en
aprovecharse de las mujeres, justificando su explotación con ese
prejuicio de supuesta e inventada superioridad.
La discriminación machista, que
atribuye a las personas papeles diferentes en la sociedad, según el
sexo que tengan, es una de las peores lacras que arrastran hoy
nuestras sociedades y uno de los más peligrosos vicios que han
generado los hombres.
Es muy importante que las mujeres
conozcan bien en qué consiste el patriarcado y su traducción en el
machismo. Deben conocer los comportamientos machistas, que están tan
insertos en la sociedad que estos machistas quieren que pasen por ser
naturales. Es muy importante que sepan que no puede justificarse de
ninguna manera una situación en la que los hombres y las mujeres no
sean iguales en derechos. Todo lo demás son monsergas interesadas
inventadas por los machistas para su conveniencia. Tienen que
aprender a detectar enseguida los comportamientos machistas y a no
caer en sus redes, antes de que sea demasiado tarde.
Los hombres tenemos que aprender a no
reducir a las mujeres a objetos manejables a nuestro antojo. Una
mujer no es un objeto sexual, ni un ser que nos deba obedecer ni una
mera fuente de placer. Una mujer es un ser humano, con los mismos
derechos que los hombres. Mientras no sepamos ver primero un ser
humano con sus derechos y, luego, una mujer, las ideas machistas
persistirán en nuestra mente.
Creo que es muy importante que pensemos
y que aceptemos que el valor social y político más importante es el
de la igualdad de derechos entre todos los seres humanos, sea
cual sea su sexo, y que a esa igualdad irrenunciable se llega
practicando ese otro valor humano de máxima importancia, que es el
respeto. Mientras no
logremos que la sociedad real y concreta se rija en todos sus
aspectos por el respeto y por la igualdad, tendremos que seguir
conmemorando el Día
Internacional de la Mujer
como una ocasión necesaria para reivindicar la justicia y para
denunciar situaciones graves de discriminación de las mujeres.
Este
año, el organismo ONU Mujeres
celebra este Día con el lema “Por un Planeta 50-50 en
2030: Demos el paso para la igualdad de género”.
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